Review | Luis Miguel, La Serie Temporada 2 – Capítulo 8: Ay, qué vida tan oscura
El melodrama volvió a tomarse la ficción, en un cierre emocionante que no bastó para subirle el promedio a un ciclo que fue la sombra del debut.

Luis Miguel, La serie
Tras semanas en caída libre, llegamos sin muchas expectativas a Luis Miguel, La Serie, capítulo 8 y final de la temporada 2. Y si bien las dosis esperadas de ese melodrama que marca la esencia del Luis Miguel más querible aparecieron, no bastaron para subirle el promedio a un ciclo que fue la sombra del debut.
Porque el drama y la traición son los ingredientes que vuelven a mostrarnos la parte más querible del astro, haciendo contrapeso con ese lado odioso que terminó transformándolo en el verdadero villano, tomando la posta de su icónico y malvado padre.
Menciones honrosas a lo mejor que vimos en estos 8 capítulos: Diego Boneta, dando todo a cada momento, Pablo Cruz Guerrero y Juan Ignacio Cane, que buscaron su forma de encarnar la maldad tras semejante precedente, y César Bordón, quien con sólo algunos episodios antes de que su personaje falleciera, fue capaz de volver cada aparición suya un momento importante.
Incluso Daniel Krauze, el jefe del equipo de guionistas, se dio el lujo de repetir un recurso memorable de la primera temporada, esta vez con la malvada abuela Matilde y con el mismo Luis Miguel como reflejo de Luis Rey y Marcela Basteri: provocando el traumático momento, pero perdiendo en la elección como su madre y dando forma a una conclusión que puede interpretarse como una proyección de lo que a él mismo le hubiese gustado que pasara años atrás.

De ahí en más, los conflictos que dieron forma a este ciclo se cierran como partieron, ya sin la emoción de la revelación generosa, pero con la satisfacción de que, al menos, se cierra la historia sin desperdicio.
En la misma línea, cada escena propone drama y emoción: desde el trabajo, la familia o el romance, en este episodio por fin el desborde se hace parte de cada uno de los personajes, mostrándolos al límite de sus emociones y deseos, llevando al mismísimo «Sol» al colapso con errores y aciertos.
El mito de Luis Miguel, durante estas semanas, perdió más que ganó. Pero, con la misma esperanza que teníamos en ese sobre amarillento que prometía la verdad sobre Marcela Basteri, esperamos que la tercera temporada nos devuelva la emoción, o que, en una de esas, el propio Micky de carne y hueso nos cuente su verdad.
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