La Democracia Cristiana (DC) está enfrentando una realidad complicada que contrasta con su historia y poderío político pasado. A lo largo de los años, ha pasado de ser una colectividad con una influencia significativa en la Cámara de Diputados a tener apenas cuatro diputados militantes en el Congreso actual. Para hacer frente a esta situación, el partido ha tomado medidas drásticas.
A principios de este mes, La Tercera informó que la DC puso en arriendo su sede central en la Alameda, junto con otras cinco de sus propiedades. Sin embargo, la situación se ha vuelto aún más crítica. En una sesión del consejo nacional del partido, se propuso la venta de todas las propiedades del partido con el objetivo de completar el valor total de la deuda que asciende a casi $896 millones de pesos, correspondiendo al 75% de la deuda total del partido.
La situación se ha visto agravada por el endeudamiento adicional durante el proceso de campaña de consejeros constituyentes de este año. Aunque el partido esperaba ser reembolsado por el Servel, esto no sucedió debido a su bajo desempeño en las elecciones, lo que los dejó con una deuda de $219 millones de pesos.
Para enfrentar esta crisis financiera, el partido planea asumir internamente el costo de la campaña y aumentar su pasivo con la venta de propiedades de su patrimonio. Han convocado licitaciones para la contratación de servicios de corretaje de propiedades y/o gestores inmobiliarios, pero han tenido dificultades para encontrar compradores.
Además de la crisis financiera, la DC también ha tenido que reducir costos operacionales y reestructurar recursos humanos para disminuir el gasto anual asociado. Para aumentar sus ingresos, se plantea un nuevo plan de cobro de aportes de militantes, con diferentes niveles de contribución según la posición de cada miembro. Este plan busca obtener alrededor de $252 millones al año, un incremento significativo en comparación con los aportes fiscales anuales.
En resumen, la Democracia Cristiana en Chile está lidiando con una crisis financiera y una reducción drástica en su representación política. El partido está tomando medidas para enfrentar esta situación, incluida la venta de propiedades y la reestructuración de sus ingresos y costos operacionales.
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