• 20 SEP 2024

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Tres días de tortura y una videollamada clave: los detalles del macabro hallazgo del cuerpo de una mujer en sitio eriazo en Pudahuel

La víctima sería Bernarda Morales, de 45 años. El autor del crimen: un tal Benjamín, cuya mamá, al ser alertada de las amenazas que estaba profiriendo a la fallecida, dijo: 'Qué voy a hacer yo, si a mí me pega'.

cadáver Viña del mar

Su nombre era Bernarda Ester Morales González, tenía 45 años y a pesar de sus adicciones a las drogas, no había semana en que no se comunicara con sus hijos, con al menos uno, sino los cuatro.

Vivía en una casa que heredó de sus papás. Que heredaron, mejor dicho, ella y sus cinco hermanos. Soledad Barrientos González, su hermana, lo puso en contexto: «Ella no era una mala mujer; solo consumía droga. Es mamá, hija, hermana, tía. Nosotros somos huérfanos de padre y madre».

En agosto, Bernarda había sido amenazada «por un cabro». No le contó mucho a Katherine Saerse, su hija, por qué había pasado. Kathy solo supo que tuvo que irse «y se fue y quedó en situación calle, el 26 de agosto. Yo sabía de ella porque me informaban». Después siguió:

«Hubo un tiempo en que no supe nada de ella. Ella no llamaba, nada, y ella siempre se comunicaba como sea. Así que puse una denuncia por presunta desgracia el 12 de octubre, porque mi hermana iba a estar de cumpeaños y ella siempre llamaba. Y ya empezaron a llegarme rumores de que estaba muerta y enterrada».

Además de la denuncia por presunta desgracia, fueron también a la Policía de Investigaciones (PDI). Y empapelaron las calles de Pudahuel: «¿Has visto a Bernarda?».

Katherine empezaba a escuchar rumores: su mamá y la de sus tres hermanos, la hermana de Soledad y de otros cuatro, estaba muerta y enterrada. 

«Nos dieron falsas pistas: la cancha Uno, la cancha de Perrito. Andábamos pegando afiches en todos lados. PDI no nos dio bola; fuimos a Carabineros y nos dijeron que teníamos que esperar la investigación», recordó Soledad.

Había más: habían sacado los afiches que habían pegado en el barrio. Se veían los restos de cinta adhesiva en los muros y postes. Y habría sido quizás el ocio de un secundario que vuelve a su casa después de una jornada de matemáticas, pero no, era sistemático. Muchos, varios. «Ahí empecé a sospechar de todo», dijo Katherine.

A esa altura, y con las policías activadas, había una sospecha: «Un tal Benja, Benjamín. Ese loco mató a mi mamá. A él lo acusaron», contó la hija. Él había sido el de las amenazas.

La policía fue a la casa que se había tomado el tal Benjamín, detalló Katherine, «se metieron a la casa que se tomó él, porque decían que ahí estaba enterrada mi mamá. No encontraron nada».

Soledad Barrientos: «Yo había hablado con la mamá (de Benjamín), que él andaba amenazando. Ella me dijo: ‘Qué voy a hacer yo, si a mi me pega’. (Mi hermana) estuvo 15 días en situación calle, 20. Somos herederos de una casa de mis papás, ahí siempre vivió. La echó él a la calle. Vivió 20 días y la mató».

Katherine se acercaba al cuerpo. Fue al ruco en el que su mamá vivía con Arturo, su pareja, en Pudahuel, y «el cabro (que tambié vivía por ahí) que me habló me dijo que la mataron el 15 de septiembre. Cuando la fui a ver al ruco, me dijo que al Arturo, su pareja, lo tomó un auto y mi mamá había salido a comprar. En eso pudo haberla tomado el auto».

Hasta la llamada de hoy.

La videollamada clave en Ruta 68, Pudahuel

Hay algunos nombres: el Benjamín, el «Pepe Zorra», el «Toto Gabi». Y fue este último el que las videollamó en las últimas horas. Katherine estaba en la 26ᵃ Comisaría de Carabineros de Pudahuel; Soledad también estaba allí. Y contó lo que pasó:

«Estábamos en la comisaría, hicieron un procedimiento y no encontraron nada. Llamamos a la pareja de mi sobrina para que nos fuera a buscar, porque nos habían dicho que estaba acá (a un costado de un canal, en la Ruta 68, a 10 minutos en automóvil de la casa donde la habrían torturado). Comenzamos a excavar. Cuando llegamos, el Toto Gabi, que estaba en videollamada, nos pidió que nos corriéramos más allá, más allá, más allá, hasta que nos indicó dónde había piedras. Nos dijo que sacáramos las piedras y que había tierra blanca. Ahí estaban enterrados Bernarda y Arturo».

Katherine cree que al Toto Gabi «la conciencia no lo deja vivir. Él me dijo que la tuvieron torturando tres días, que la degollaron a él y a su pareja, y que la descuartizaron y la enterraron acá»; «que él hizo el hoyo donde la enterraron»; que «no es un animal, no es un perro, para que la vengan a tirar así»; y que «encontramos un chaleco de ella y el polerón del asesino. Incluso hay un cartel de ella ahí enterrada (cartel de desaparecido)».

Soledad: «Ninguna persona merece morir así. No fue un perro. Nosotros estamos muertos de dolor, porque nos mataron una hermana. Pillaste un cráneo, una tripa, una parte de tu hermana. Estamos buscando a mi hermana como un rompecabezas. (Benjamín) no tuvo conciencia que le quitó la vida a una persona, a una mamá, a una hija. Él la descuartizó a él y a su pareja. Hizo daño este hombre. Si quieres matar, la matas, pero no la descuartiza ni la entierra. La descuartizaron en la casa en Petroria, que se la tomaron, del Juan Iquillo (en Pudahuel). Quiero que se haga parte la ministra de la Mujer, porque mataron a mi hermana».

El subcomisario Hugo Acevedo, de la Brigada de Homicidios de la Policía de Investigaciones metropolitana de Pudahuel, contó que la sección, junto al Laboratorio de Criminalística de la policía civil, se encuentran trabajando para determinar el sexo del cuerpo encontrado «en etapa de putrefacción y semi enterrado».

O semi desenterrado, para ser precisos:

«El hallazgo lo realizó un familiar de una persona de sexo femenino, quien se encuentra desaparecida desde octubre de este año, quien recibió un llamado anónimo, informando del hallazgo de este cuerpo. Los familiares concurren a este lugar y encuentran el cuerpo semi enterrado».

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