Rectora de la Universidad de Chile por PAES: «La prueba que teníamos tenía injusticias de construcción»

Hay 275 mil personas, jóvenes en su mayoría, que este miércoles terminan de rendir la Prueba de Acceso a la Educación Superior, PAES. Hay factores que hacen que se le mire con especial atención: que reemplaza a la Prueba de Selección Universitaria (y a la de Transición); que los estudiantes llegan con dos años de educación telemática; que existen cifras de violencia escolar y deserción que podrían ser síntoma de algo más.

Rosa Devés, rectora de la Universidad de Chile y recientemente distinguida por El Mercurio como una de las 100 mujeres líderes del país, trabajó en la creación de este nuevo sistema. En ADN Hoy, hizo una comparación para entender los cambios:

«La prueba que teníamos, si bien nos habíamos acostumbrado a ella, tenía injusticias de construcción. La más importante es que estaba muy asociada al currículum, en el entendido que todos los colegios y liceos enseñaban ese currículum. Sabíamos, por ejemplo, que la educación técnico-profesional, por diseño, no enseñaba el currículum al cual se ajustaba la prueba. Ahí había una injusticia estructural. Lo que hoy la prueba mide son más habilidades, más competencias, con un currículum que llega a segundo medio. No es que sea más fácil; es una prueba distinta, que mide otra cosa, más importante para la educación superior que una cantidad de contenido memorizado en la cabeza. Es una prueba más justa».

Y la voz de la rectora se quiebra un poco: la PAES es una política de Estado, dijo, «y solo puedo celebrar que sea una política que trasciende a dos gobiernos tan distintos, que hay continuidad. Y eso porque la prueba se ajusta a los principios de la Ley de Educación Superior 2018, de equidad, de inclusión, que la prueba busca profundizar son lo que los chilenos nos hemos dado en esa Ley. Es tan importante, porque es un proceso ejemplar más allá del acceso: de cómo nos podemos entender y tener políticas de Estado».

Con todo, no hay que dejar de lado las alertas: el daño del que se habla en la formación de los estudiantes, a propósito de la telerrealidad. Así, los desafíos de los profesores van en saber qué conocimientos tienen los estudiantes: «Si nos hubieran entregado un puntaje promedio, normalizado, estaríamos a ciegas. Estábamos un poco a ciegas antes. La prueba nueva nos ayuda. Cada universidad, cada profesor, tiene que saber que antes de comenzar debe de preocuparse de conocer el conocimiento base de sus estudiantes. Quienes mide y diagnostican pueden decir que esto es un desastre. Un profesor tiene que simplemente hacerse cargo de esto y sacarlos adelante a los chiquillos con generosidad, cambiando metodologías, innovando».

La pandemia, entonces, más que traer nuevos problemas de desigualdad, los ha visibilizados, según la rectora: «Las sociedades, en general, debemos estar receptivas a estos jóvenes que viven en este mundo difícil. La pandemia es parte de este mundo difícil, pero hay otros desafíos: fragilización de la democracia, sustentabilidad, etc. Son jóvenes que van a enfrentar una vida difícil. En ese sentido, tenemos que prepararlos para eso, recibirlos con afecto, comprensión. Hemos avanzado en las universidades en los últimos 10 años fuertemente en abrir accesos especiales más equitativos más allá de una prueba. Eso lo que hace es humanizar a la educación. Cuando uno se preocupa de aquellos y aquellas jóvenes que tienen ciertos desafíos especiales, termina preocupándose por todos. La educación chilena tiene avances notables, pero hoy estamos en una coyuntura que es más exigente. Lo que tenemos que hacer es trabajar para ello».