Expresidente de la Sofofa y rol del empresariado en los últimos años: «Quizás no fuimos lo suficientemente reformistas»

Una de las lecciones que sacó Bernardo Larraín como presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa) por cuatro años, tuvo relación con la importancia de la sociedad civil en el debate público. Es, a su juicio, una forma de fortalecer la democracia. En esa línea fue que formó Pivotes, un «laboratorio de políticas públicas», advocacy (activismo) en determinadas causas prioritarias. Sobre este rol (y el ineludible cruce que tiene con el debate público) conversó con ADN Hoy este lunes.

«Nace de la convicción de que mientras más organizaciones de la sociedad civil estén activas en el debate público, más fuerte es la democracia», señaló de entrada Larraín. Luego añadió: «Si uno ve la esfera de lo público y la dividiera en espacios, cuadrantes, hay muchos centros de pensamientos y muy buenos, de distintas sensibilidades, y el espacio más vacío es el de advocacy, que se podría traducir como activismo y quizás el activismo es una palabra que en Chile da cuenta de una persona que va a La Moneda a encadenarse. Nosotros aspiramos a ver cómo se conecta lo que se hace en los centros de pensamientos y la academia con los espacios institucionales por un lado (el Congreso y la Convención) con la opinión pública. Por eso el laboratorio es experimentación».

En estricto rigor, dice el líder gremial, no es lobby, sino «de incidencia pública, más a largo plazo, permanente. Es el ver cómo los planteamientos de reformismo innovador, que se distancia del extremo refundacional, lleguen en mejor pie a la Convención, al Congreso, al Ejecutivo».

«Partimos en la Convención porque está en tierra derecha. El punto que hacemos es que el debate constitucional está saliendo de las iniciativas populares de norma, de las reuniones, etcétera. Pero el proceso constitucional no es solo lo que pasa ahí, sino lo que pasa después. Será ver cómo modifican al Estado, al marco regulatorio. Los países se paralizan en cómo se traduce en la Constitución nueva en cambios en el Estado. Si el proceso es tortuoso y lento, se frustran las expectativas y afectan al país. No es solo estar activo en la Convención, sino lo que pasa a nivel nacional», espetó.

A juicio de Larraín, la clave está en que «el principal contrapeso de la democracia es la sociedad civil organizada y activas en lo público, que no se limiten a la generación de conocimiento, sino que vean la incidencia en lo público».

Por lo mismo es que toman relevancia las lecturas que el sector empresarial haya hecho hasta hoy: «De un tiempo a esta parte los líderes empresariales están activos en el debate público. Hay que profundizarlo y tiene que ser un camino cavilar. Quizás no fuimos lo suficientemente reformista para ver que los valores de la sociedad tiene su centro en la sostenibilidad, la inclusión y el progreso, que debían estar en un proceso de evolución. Quizás hace 15 años comenzó a adormecerse. Pero hay otros con una conducta sistemática que han levantado posturas más críticas en esto que finalmente hoy hace que tengan más apoyo ciudadano».

Con todo, aspira a ser un actor relevante y también puente entre la sociedad y las instituciones.

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