Director del Instituto Católico de Migración y situación de migrantes en Chile: «La mayoría quiere retornar a sus países, la pandemia traerá serias consecuencias»

La extrema vulnerabilidad de los migrantes en Chile tras la crisis de la pandemia, afectados por la cesantía y la falta de redes de apoyo, y graficada en la imagen de bolivianos en tiendas de campaña frente a la embajada de su país esperando por volver a su país, es un tema que preocupa al Instituto Católico Chileno de Migración (Incami). «La pandemia reveló una situación que se sabía pero de la que no había total conocimiento: la manera en que viven los migrantes, con precariedad laboral y trabajos informales. Eso ocasionó todo lo que estamos viviendo ahora. Es una vulnerabilidad muy grande», expresó en Ciudadano ADN el director de la entidad, padre Lauro Bocchi.

El religioso recordó que, en los últimos años, nuestro país fue el destino preferente de todos los migrantes de América Latina, lo que nos llevó a la suma de 1.300.000 de extranjeros residencia. Y aunque «todos vinieron a trabajar», la pandemia y su consecuente cierre de fronteras y pérdida de trabajos generó la situación que hoy vemos.

Bocchi cuestionó que «faltó protagonismo» de los representantes diplomáticos para gestionar ayuda a los ciudadanos de sus países, al tiempo que valoró los esfuerzos de las autoridades locales y de instituciones de la sociedad civil, que  están haciendo mucho para que estas personas no sufran».

Un caso especialmente doloroso es el de Bolivia, país del que según sus antecedentes, un 96% de los residentes en Chile que hoy intentan volver a su país son temporeros y perdieron sus puestos de trabajo, tras la fatal coincidencia de la pandemia y el cierre de las cosechas. «La situación se agravó tanto que tuvieron que volver a su país y a su red de apoyo. Los bolivianos son los que más nos dicen ‘ayúdennos a hacer la cuarentena, a cruzar la frontera para hacer la cuarentena con nuestra familia. No queremos nada más'», relató.

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El país vecino está permitiendo cruzar la frontera siempre y cuando las personas hayan hecho una cuarentena de 14 días, la que debe ser certificada por el consulado, que debe entregarles un certificado de viaje. Desde el inicio de la pandemia, ya viajaron 1.500 personas, mientras otras 1.000 empezaron su cuarentena en colegios de Recoleta, Las Condes y Santiago Centro, contó Bocchi.

Otros países con alta cantidad de inmigrantes en Chile también viven situaciones complejas. Venezuela, del que «no tenemos información», dijo Bocchi, agregando que «el presidente Maduro dijo que los venezolanos en el extranjero son armas biológicas vienen a contagiar». Colombia, en tanto, abrió la posibilidad de un «vuelo humanitario» para quienes quieran volver, pero se postergó. Ecuador tampoco ha entregado información. «Son varias situaciones y a partir de cada país hay una orientación distinta», explicó el sacerdote.

Bocchi subrayó la importancia de una acción coordinada para brindar apoyo a los migrantes que quieren volver a su país. «Nunca una persona o una institución va a dar una respuesta a una coyuntura como esta», dijo, a propósito del «número impresionante de personas anónimas» que están colaborando. Son ellas quienes se han convertido en la primera línea de la ayuda en los parques y plazas donde se han instalado migrantes, y con ellos el INCAMI conformó un Núcleo Humanitario para organizar mejor la ayuda. 

Colaboraciones y campañas

La Parroquia Italiana (Bustamante 180) está abierta para recibir donaciones de comida y otras necesidades. Bocchi enfatizó que muchas de las personas que quieren volver a sus países «no tienen cómo cocinar, por eso de aquí sale comida preparada lista a los colegios donde están en cuarentena». En otros casos, esos propios colegios cuentan con cocina y la ponen a disposición.

El INCAMI también creó una campaña llamada «No más distanciamiento» para convocar a colaborar y donar. «Son varias iniciativas. Es lo que mejor podemos hacer, dar oportunidades», explicó Bocchi, recordando que «después de la pandemia, la mayoría tendrán que empezar otra vez la vida, ver qué hacer para avanzar y seguir viviendo».

El sacerdote cree que «la mayoría» de los migrantes quiere o querrá retornar a sus países, «por lo menos este año», ya que la pandemia traerá «serias consecuencias, sobre todo en lo económico, y es más fácil empezar de nuevo con la familia». Si bien, «algunos están regulares y tienen posibilidades buenas de conseguir un trabajo, otros van a regresar, o hacer otra vez la experiencia de migración», explicó Bocchi, agregando que, según sus registros, «fácilmente 150.000 migrantes están en total vulnerabilidad». Por eso, también cuestionó los «mitos» en torno a los migrantes y su incumplimiento de la norma sanitaria. «Muchos no se dan cuenta de la gravedad de la situación, o no tener condiciones para cumplir los protocolos, para comer de manera adecuada, o para tener mascarillas y guantes».

«Los días de cuarentena son días duros, difíciles» para los migrantes en situación de vulnerabilidad, relató el sacerdote, recordando que «tras siete, ocho o diez días frente al consulado con este clima, es fácil que se manifiesten síntomas de gripe y eso crea malestar entre todos, porque saben que si alguien sale positivo, la cuarentena se extiende. El estado anímico no es nada fácil». Quienes hacen su cuarentena en colegios, en tanto, están mucho mejor, aprovechando esa infraestructura. «Están haciendo ejercicios, porque cuarentena no significa estar en una sala encerrados». A todos, su instituto procura «proporcionarles lo mejor»: hay equipos de salud midiéndoles la temperatura 3 veces al día, requisito clave para certificar la cuarentena.

Bocchi finalizó reflexionando que «siempre hablamos de migrantes, pero más que migrantes son personas. Es bonito ver el rostro, el nombre y la historia de cada uno. Y los sueños. Tienen emociones, familias».