;

Raúl Di Blasio, en primera persona: «Pasé un año solo, día y noche… y probablemente es el año de mayor aprendizaje»

ADN sostuvo una conversación muy particular con el destacado pianista argentino, el "Piano de América", quien se presentará en Chile este 26 y 27 de agosto. Relató sus largos días de pandemia e incluso reveló que sufrió un accidente doméstico que lo hizo reflexionar sobre la vida y la muerte.

Raúl Di Blasio, en primera persona: «Pasé un año solo, día y noche… y probablemente es el año de mayor aprendizaje»

Cuando existía la Feria del Disco a fines de los 90, aquella era del pop, los ídolos y las boyband, mi abuelo compró el cassette de Solo, uno de los álbumes más destacados de Raúl Di Blasio. Además de obras propias, el destacado pianista argentino también ha tributado canciones sudamericanas como «Sólo le pido a Dios» de León Gieco, «Gracias a la vida» de Violeta Parra y «Adiós Nonino» de Astor Piazolla.

Con este pensamiento y el recuerdo de mi tata, quien murió en abril pasado, nos embarcamos en una conversación con Raúl Di Blasio, en la que anticipó su regreso a Chile. El músico se presentará este viernes 26 de agosto en el Gran Arena Monticello y el sábado 27 de agosto en el Casino Enjoy Viña del Mar.

La pandemia, la soledad, el avance de los años y el misterio de la vida y la muerte formaron parte de nuestro diálogo para ADN.

El reencuentro con el amigo, la amiga y la familia

«Soy todo oídos», fue lo primero que dijo Raúl Di Blasio cuando comenzó la entrevista, con su micrófono y piano. Al contar la historia de Solo y el cassette, tocó un fragmento de la canción que da nombre al disco, también conocida como «Alone», la palabra en inglés. «Para tu abuelo», dijo el músico, mientras tocaba la pieza. Un momento muy emotivo que espera reiterar frente a su público chileno.

La primera pregunta, la protocolar, fue su regreso a Chile y la amistad con sus seguidores. «Quisiera tener la creatividad de contestarte algo diferente y especial a lo que contesté a colegas tuyos», se sinceró. «Lo que me pasa con Chile, me pasa con algunos países, pero con Chile en especial, es como un reencuentro con amigos. Te ha pasado, seguro, que no ves a una amiga tuya del colegio o de la universidad, que hace tiempo que no ves y decidís juntarte con ella para ponerte al día».

«¿Cómo te ponés al día? Con lo nuevo, con lo viejo, con lo actual y con lo clásico. Con el tema que quedó incompleto», reflexionó. «Chile, que es un pueblo por su condición geográfica, es un pueblo inclinado a la melancolía, a la nostalgia, a la escarcha que se prende de las hojas en pleno invierno, al verde infinito que tiene mil colores de verde, a esas Torres del Paine que son únicas en el mundo, a esos ponchos de vicuña que son únicos en el mundo, a ese desierto, lo más cercano al cielo es estar en Antofagasta».

Y continuó: «Es un reencuentro con un gran amigo, una gran amiga, o con alguien de la familia. Entonces te juntas a comer y claro, le cuentas las cosas nuevas que son los temas nuevos. Pero llega un momento en que empieza el recuerdo y es donde indudablemente, invariablemente, hay que interpretar esto como yo lo interpreto. Porque no lo hago como Raúl Di Blasio, sino como lo siente un chileno».

Las manos volvieron al piano y comenzó a sonar «Gracias a la vida», en La menor y muy pausado, cumpliendo con la descripción melancólica y emotiva que el músico hizo sobre Chile, su tierra y su gente. Luego, para ilustrar cómo interpretaría otro pianista la misma canción, mantuvo la tonalidad, aunque aceleró el ritmo.

El deseo de cumpleaños y la «boca de profeta»

La siguiente etapa de la conversación fue el Raúl Di Blasio que debió sortear la pandemia del covid-19 en la soledad de su casa. Solo, como el nombre de aquel cassette. Y todo por aquella tradición terrenal de pedir un deseo antes de soplar las velas.

«En noviembre, el 14 de noviembre, acostumbro por ahora a decir hoy nací», relató. Un día como hoy nací. Aquel 14 de noviembre de 2019, posterior a mi visita en Chile, preparándome para un viaje por Abu Dhabi, Dubai, España, por conciertos que debía dar… iba con mi mujer actual, ecuatoriana, bellísima, arquitecta, brillante… Y me preguntaron al celebrar mi cumpleaños Raúl, un deseo. De la manera más inocente dije me encantaría quedarme encerrado seis meses, un año, tocando piano, componiendo música, yendo a hacer kayak en Miami«.

Allí fue donde se trató a sí mismo como «boca de profeta». Hizo el viaje pactado y ambos regresaron en febrero, momento en que su mujer le dice que tiene que entregar un trabajo arquitectónico en Ecuador. Las palabras de ese entonces fueron «voy y vuelvo».

«16 de febrero de 2020, me acuerdo de la fecha porque la llevé al aeropuerto», contó Raúl Di Blasio. «La semana siguiente se cerró el mundo y ya no pudo venir, y me quedé solo. Cuando te digo solo, no es que me quedé con mis hijos. Sin familia, sin nadie. Ni siquiera mascotas tenía. La mascota la teníamos en Ecuador, un perrito».

Solamente eran Raúl Di Blasio y su piano. «Fue la época más… me senté al piano a estudiar, seguramente por aquel deseo irrefrenable de cuatro meses antes. Me puse a estudiar y a componer música, como nunca. Te mentiría si te dijera que hubo miedo en mi corazón. Hubo incertidumbre, sí, un poco. Pero hubo aceptación».

«Creo que es producto de la edad y la madurez y de saber que las cosas tienen un principio, pero también tienen un final«, continuó. No sabés cuál. Entonces la preocupación natural de que tus hijos estén bien, ver que tus familiares estén bien, ver cómo se va moviendo el mundo en este desconcierto global, en esta ignorancia global, que no sabíamos a qué atenernos, porque era como si nos hubieran invadido seres de otro planeta, que no se ven, que el mundo va a ser de ellos… nunca sentí eso».

El accidente doméstico

En medio de su reflexión sobre la soledad y la pandemia, Raúl Di Blasio contó una anécdota que a su mujer le hizo reír, pero que también lo puso en alerta en su momento: un accidente doméstico que podría haber cambiado su vida.

«Un día, esto no lo he contado, un día, dos de la mañana, estoy estudiando piano y dije, me voy a hacer un té. Entonces me levanto, voy hasta la cocina, abro la alacena, saco la taza, pongo el agua caliente, pongo el té. Y dije falta el plato, no puedo tomar el té si no tengo el plato en la taza. Cuando me voy vuelta, había dejado la puerta abierta de la alacena y tac, me pegué aquí en la frente».

Si bien apenas quedó una huella, lo cierto es que sangró, le pusieron puntos y aquel choque fue un punto de inflexión. «Dios mío, si me llega a pasar algo aquí hoy, como es este país, me van a encontrar por el olor, porque nadie viene a golpearte la puerta y decirte si necesitas algo. No, nadie. No había ruido».

«Entonces aprendes lo efímero de la vida y lo importante de la vida, y aprendes también a valorar lo frágiles que somos», comentó Di Blasio sobre aquel episodio.

ADN

Raúl Di Blasio en México, el 2 de marzo de 2022. Foto: Getty Images / Victor Chavez

Aprender a vivir en la soledad

Raúl Di Blasio se tomó su tiempo en la entrevista para contar otra historia. «No hice un periodo de aislamiento, mucho menos de confinamiento. Porque fijate vos, qué osadía… qué irresponsable, cuando me llama un queridísimo amigo dominicano y me dice Raúl, necesito un favor, necesito que vengas a Nueva York… diciembre de 2020, no había vacuna, no había nada. Él maneja una institución grande de médicos que se dedica a ayudar».

Recordemos que Nueva York fue una de las ciudades más golpeadas por la pandemia del covid-19. El amigo del pianista, el mismo que lo invitó, perdió a 12 de sus médicos junto con los miles de pacientes aquejados por el coronavirus.

«¿Cómo quieres que vaya a Nueva York?«, le dijo Raúl Di Blasio a su amigo. «No, pero óyeme, te chequeas, tomas un avión, yo chequeo a todos los que vengan a escuchar el concierto, vienes y les tocas el piano», respondió.

Finalmente accedió. «Voy el 12 de diciembre y toqué esa noche en un lugar cerrado, previo a la Navidad. Sientes una protección natural, no me pasó nada. Me he hecho cuántos chequeos y toco lo que sea que haya que tocar. Nunca me pasó nada, pero no estuve aislado. El tema es, ¿me sentí aislado? No. Porque en la soledad que aprendes a vivir producto de esta carrera incesante, viajando por el mundo, país por país, llevando música, aprendes a estar solo. Entiendes esta soledad«.

«Yo me pasé un año solo, día y noche. Y probablemente haya sido, es, el año de mayor aprendizaje«, reflexionó el pianista en su conversación. Al final, preguntó cómo lo recibiría Chile en este fin de semana. La respuesta de quien escribe: «Como un viaje».

La entrevista completa:

Contenido patrocinado

El siguiente artículo se está cargando

Escucha la radioen vivo

ADN Radio
En vivo

Tu contenido empezará después de la publicidad

Programación

Ciudades

Elige una ciudad

Compartir

URL copiada al portapapeles

Más acciones

Suscríbete

Tu contenido empezará después de la publicidad