Según consigna El País, la medida quita a la Corte la capacidad de anular aquellas decisiones del Gobierno, ministros o cargos públicos electos que sean consideradas como poco razonables.
Según el primer ministro, Benjamín Netanyahu, esta ley era «necesaria para la democracia», mientras que el ministro de Justicia y principal ideólogo de la reforma, Yariv Levin, aseguró que este «es el primer paso de un proceso histórico».
«Una derrota de la democracia israelí»
El líder de la oposición y exprimer ministro, Yair Lapid, tuvo duras palabras para esta iniciativa, asegurando que «lo que ha pasado hoy no es democracia, es una ruptura clara de las reglas de juego«.
«No se puede anular el carácter de Israel. No es un triunfo de la coalición, es una derrota de la democracia israelí«, agregó.
Los opositores ven al Tribunal Supremo como el garante de la separación de poderes, mientras que desde la coalición de gobierno ven al organismo como un órgano ideológico e intervencionista.
Esta situación ha generado 30 semanas consecutivas de manifestaciones multitudinarias, con concentraciones y cortes de carreteras en distintos puntos del país, principalmente Jerusalén.
En la última noche, los manifestantes lograron cortar temporalmente una importante avenida hasta que fueron dispersados con cañones de agua y líquido pestilente por parte de la policía.
Fue en ese contexto en el que un grupo de manifestantes resultaron heridos por un atropello intencional, según información policial.
Actualmente, médicos israelíes mantienen una huelga de 24 horas en todo el país, salvo Jerusalén, y se presentaron seis demandas para revisar la nueva y controvertida norma. En esa línea, el sector de la alta tecnología paga a cinco diarios del país para que publicaran la primera página de sus impresiones en color negro como método de protesta.
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