• 15 NOV 2024

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A seis meses de la guerra en Ucrania: exembajador de Chile en Rusia analiza el estado actual del conflicto

En conversación con ADN Hoy, Pablo Cabrera revisó con cautela, primero, el ánimo del presidente ucraniano de recuperar incluso Crimea; y segundo, los efectos de la intromisión de Rusia en un hecho de estas proporciones.

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AUDIO: Exembajador Pablo Cabrera por seis meses de guerra entre Rusia y Ucrania - ADN Hoy - 24 de agosto de 2022

El 24 de agosto de 1991 el parlamento ucraniano aprobó la independencia del país respecto a la disuelta Unión Soviética. Este miércoles se cumplen 31 años de ese acontecimiento, pero también seis meses desde que la potencia oriental Rusia decidiera realizar «ejercicios militares especiales» sobre el país que hoy dirigido por Volodimyr Zelenzky. Un eufemismo para una guerra que el exembajador de Chile en Rusia y concurrente en Ucrania, Pablo Cabrera, analizó en ADN Hoy. 

«Estas son fechas simbólicas y en esa parte del mundo, y hoy se ha extendido eso, el simbolismo es tremendamente importante para tomarle el pulso a la situación internacional. Si miramos hace seis meses atrás, nos damos cuenta que estamos con una globalización galopante: en esos seis meses han sucedido demasiadas cosas en esta guerra lamentable que tiene al mundo en vilo. Se ha transformado en una operación militar especial, como señaló Rusia en su momento, que es una guerra por las grandes potencias, gravitante, que nos afecta a toda la comunidad mundial de alguna perspectiva geopolítica, geoeconómica, geoestratégica. Eso nos da un cuadro de incertidumbre sobre el término de la guerra, que es lo más lamentable de todo. Se habló de statu quo y ver que, efectivamente, estamos en un mundo casi sintonizado con el statu quo y la dinámica globalizadora nos sobrepasa», dijo de entrada Cabrera.

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El presidente Zenesky ha cambiado el ánimo e incluso ha esbozado la posibilidad de, por ejemplo, recuperar Crimea y así celebrar la independencia allí. Lo que es, a juicio de Cabrera, «contraintuitivo: una guerra del siglo XXI, con las características que tiene, que tiene también su correlato en el mundo digital, en la economía, en muchas cosas que están afectando a la población».

«Al decirle contraintuitivo es porque veo mensajes por las dos partes y actitudes por las dos partes. Cuando hablo de las dos partes, no es solo Rusia y Ucrania, sino también de la OTAN con un lenguaje de guerra, que significa reponer lineamientos generales o el sustento del derecho internacional y el respeto al derecho internacional. Pero se ha ido dinamitando el sistema humanitario internacional, transformándolo en una catástrofe en materia de migraciones, cuando es también uno de los problemas principales de la agenda. Hoy es imposible porque la consagración de Ucrania es casi imposible porque hoy, si se quiere hacer desaparecer a la humanidad, lo haremos con el calentamiento global», matizó.

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Con todo, el estado actual del conflicto bélico desde los ojos del exembajador es que «primero, que no es una guerra declarada, sino que son ejercicios militares especiales de Rusia. Quizás la declaración de guerra fue a medida que ocurrieron los acontecimientos y se transformó en una guerra. Lo que diría es si es una guerra de alta o de baja intensidad y ahí podríamos encontrar un punto de salida, porque una guerra de alta intensidad no podría durar mucho tiempo; una guerra de baja intensidad  significa mantener a la baja los enfrentamientos militares».

«Durante 40 años hablamos que el centro de la agenda mundial era de la soberanía de los Estados a la persona humana (…) Al pregunta si es o no posible, hay que preguntarse si es una guerra de información o no y yo creo que tiene mucho de guerra de información, porque lo que para Rusia es una victoria, para nosotros es una derrota. Está sucediendo que hoy los temas geoestratégicos o estratégicos, políticos y económicos hay que tratarlos en conjunto: el shock energético, la crisis alimentaria, la cadena de abastecimiento. A eso se le suma que hay una crisis humanitaria de proporciones que puede agravarse. Pero también está la supervivencia del derecho internacional como tal», complementó.

Con todo, Ucrania apuna a una situación como la de antes de 2014. «O sea, él considera que ese año empezó la guerra, no en 2022. Eso hace un panorama más difícil de lograr la paz y hace que entren a jugar otros elementos a la hora de pensar si será una guerra corta de alta intensidad o una guerra sin fin de baja intensidad que va a traer mucha difusión al sistema y mucha convulsión social, que creo que ya lo está produciendo. Y faltan actores internacionales que todavía no se han pronunciado», concluyó.

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