Nicolás Zepeda es declarado culpable y condenado a 28 años de cárcel por el asesinato de Narumi Kurosaki

Tras dos semanas de juicio, el ciudadano chileno Nicolás Zepeda fue condenado este martes a 28 años de prisión. La corte penal lo encontró culpable del asesinato de la joven japonesa Narumi Kurosaki, cuyo cuerpo aún no ha sido encontrado luego de su desaparición hace cinco años en Besançon, Francia.

Zepeda ha negado reiteradamente ser el asesino de su expareja. «Nunca quise estar en medio del dolor de la familia de Narumi, nunca quise estar en medio del dolor de mi propia familia, de mi propio dolor, pero no soy un asesino, no soy el asesino de Narumi», había dicho antes del veredicto.

La condena de 28 años se da pese al requerimiento del fiscal general, que reclamaba cadena perpetua para el chileno. Medios franceses reportaron que ante el comunicado del veredicto de la corte, el hombre de 31 años permaneció sin reacción y pareció abatido.

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El caso Narumi Kurosaki

Todo comenzó el 2014, cuando Nicolás Zepeda y Narumi Kurosaki se conocieron en Japón, para luego entablar una relación que terminó a mediados de 2016, cuando ella comenzó a estudiar francés en Besançon. Tras declarase como desaparecida, se comenzó con una investigación que apuntó a Zepeda como el principal sospecho del presunto asesinato de Kurosaki.

Antes de su desaparición, en septiembre de 2016, Zepeda publicó un video amenazando a su expareja a través de internet, registro que fue retirado posteriormente. 

El 28 de noviembre del 2016 Zepeda viajó a Europa, viaje en el que se encontró con Narumi Kurosaki. La joven mantenía una relación con un ciudadano francés y vivía en una residencia del campus de la Universidad de Besançon. 

El 1 de diciembre del 2016, se detuvo en un supermercado de camino a Besanzón a comprar un bidón de cinco litros de un combustible, un detergente con cloro y una caja de fósforos.

El 4 de diciembre del 2016 cenaron juntos en el restaurante “La Table de Gustave”, a 25 kilómetros al sur de Besanzón, último momento en donde se vería a Kurosaki con vida. 

Esa madrugada, compañeros de la residencia estudiantil aseguraron escuchar gritos y golpes procedentes de la zona.

Tras varios días desaparecida y sin ninguna denuncia del hecho, Zepeda retornó al país. 

En ese tiempo, se registraron mensajes enviados desde el celular de Kurosaki a sus amigos y familiares, incluidos textos en japonés, que habrían sido escritos por personas a solicitud de Zepeda.