Human Rights Watch denunció que Israel comete el crimen del apartheid contra palestinos

Human Rights Watch (HRW) denunció que los funcionarios israelíes cometen apartheid y persecución contra palestinos. El informe acusó que el gobierno aplica una política para «mantener el dominio de los judíos israelíes». Se trata del primer organismo de derechos humanos en presentar estas acusaciones.

La ONG da cuenta que tras décadas de advertencias, se cruzó el «umbral» del apartheid. El director del grupo para Israel y Palestina, Omar Shakir, aseguró que «es el hallazgo más duro». El funcionario dijo que HRW nunca antes acusó a funcionarios israelíes de crímenes contra la humanidad.

La organización comparó las políticas y prácticas sobre los palestinos en los territorios ocupados y dentro de Israel. Ahí concluye que se privilegia «metodológicamente a los judíos israelíes mientras reprimía a los palestinos». La entidad agrega que eso ocurre «más severamente en el territorio ocupado».

El informe de HRW se basa en años de documentación sobre DDHH y el análisis de las leyes israelíes. La ONG también revisó la planificación del gobierno y las declaraciones de sus funcionarios. El apartheid, el término usado para la segregación racista en Sudáfrica, es un crimen de lesa humanidad.

El director ejecutivo de Human Rights Watch, Kenneth Roth, dijo que no era simplemente «una ocupación abusiva». El titular de la ONG dijo que sus políticas «reflejan una política para privilegiar a un pueblo a expensas de otro». El informe sigue hallazgos de órganos de derechos humanos israelíes.

Entre ellos el anuncio de B’Tselem que afirmaba que el país no era una democracia sino un «régimen de apartheid». El grupo Yesh Din publicó una opinión legal similar pero se limitaba a Cisjordania. The Guardian precisa que HRW pidió al fiscal de la Corte Penal Internacional que «investigue y procese a los implicados».

El ministerio de relaciones exteriores de Israel acusó a Human Rights Watch de una «agenda antiisraelí». El régimen israelita aseveró que el informe era un «panfleto de propaganda». La cancillería del país asiático manifestó que «las afirmaciones ficticias que HRW inventó son absurdas y falsas».

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