• 19 SEP 2024

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Un «chicle» de resina de hace 6.000 años conservó ADN de una niña que vivía en la actual Dinamarca

Los investigadores pudieron determinar, gracias a la genética, que era morena de cabello y piel y tenía ojos claros.

Una especie de piedra descubierta en el yacimiento arqueológico de Syltholm, en el sur de Dinamarca, resultó ser un "chicle" de hace entre 5.858 y 5.660 años. La pieza de resina de abedul conserva la marca de los dientes de quien lo mascaba, por lo que un grupo de investigadores pudo obtener ADN humano, el de las bacterias que tenía en la boca, un virus que portaba y hasta lo que había comido antes.

La goma de mascar milenaria permitió que se lograra identificar que el ADN era de una niña, que tenía piel morena, pelo oscuro y ojos claros. Los investigadores la llaman Lola según publica Nature Communications. El avance de las técnicas de lectura y secuenciación permite a los científicos localizar información genética humana registrada en cosas u objetos que estuvieron en contacto con alguien.

El cúmulo de resina estaba debajo de una capa de lodo que ayudó a preservarlo. Los arqueólogos lo identificaron como un grumo de brea o alquitrán de abedul. En el Paleolítico los antiguos humanos usaban esta resina tras quemar la corteza del árbol, que al parecer era usado como pegamento. Los científicos encontraron suficiente cantidad de ADN como para secuenciar el genoma completo de la niña.

El profesor de la Universidad de Copenhague y coautor del estudio, Hannes Schroede, comentó que "la brea de abedul se usaba sobre todo en la manufactura de herramientas de piedra, pero también la podrían haber utilizado para aliviar el dolor de muelas, ya que tiene propiedades antisépticas y antibacterianas". En el genoma no encontraron la mutación que permite a los humanos beber leche animal sin indigestarse.

Informa El País que esa información permitió que los científicos identificaran a la niña como integrante de un grupo de cazadores-recolectores que no había entrado en la era del Neolítico europeo traído por nuevos pobladores del este y sureste del continente. Schroeder agrega en el estudio que "también obtuvimos ADN de microbios bucales y varios patógenos humanos de importancia".

En el microbioma oral encontraron bacterias comensales perjudiciales como la Porphyromonas gingivalis y la Treponema denticola, lo que indica que tenía una periodontitis. El análisis permitió identificar el rastro del virus de Epstein-Barr, que ataca a las células de las glándulas salivales. Los investigadores también hallaron genes de un ánade real (un pato) y otro vegetal de avellanas, que debió ser su comida.

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