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Luis García Montero y la importancia del lenguaje: «En las palabras caben muchas cosas, por eso hay que tomárnoslo en serio»

De paso por Chile, el poeta y director del Instituto Cervantes conversó con ADN Hoy de los desafíos de la palabra, los cuestionamientos a Pablo Neruda, las deformaciones del lenguaje y las enseñanzas de la poesía: "La poesía me ha enseñado muchas cosas, pero que son cosas que sólo adquieren importancia cuando se relacionan con asuntos que van más allá de la poesía".

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Luis García Montero y los desafíos de la palabra - ADN Hoy - 20 de abril de 2023

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De todas las etiquetas que podrían definirlo —poeta, columnista, crítico literario, académico, doctor honoris causa y así más—, hay una, quizá una marca de duelo, que prefiere y dice con una risa sutil: «un viudo enamorado», dado por el fallecimiento de la escritora Almudena Grandes.

Director del Instituto Cervantes desde 2008, Luis García Montero recibió el miércoles el doctorado por parte de la Universidad Católica de Valparaíso. Y en horas de la mañana de este jueves llegó hasta los estudios de ADN para hablar de lo que sabe: la palabra.

«Yo empecé a escribir al final de la dictadura del franquismo y al principio de la democracia. Y para mí la poesía fue una manera de participar en la transformación de la cultura y reivindicaba que la democracia no era sólo votar cada cuatro años, sino cambiar la educación sentimental, la manera de entendernos, de decir te quiero, de pensar quién soy yo», fue su respuesta ante otra etiqueta: la del mejor poeta vivo del español.

Esa «poesía de la experiencia» apuntaba a que fuera «muy pegada a la realidad». Y en eso hubo aprendizaje, dijo: «La poesía me ha enseñado muchas cosas, pero que son cosas que sólo adquieren importancia cuando se relacionan con asuntos que van más allá de la poesía».

«Por ejemplo, don Antonio Machado es el poeta de la generación del 98′, pues a mí me enseñó algo fundamental: que la verdadera libertad no es poder decir lo que pensamos, es poder pensar lo que decimos. Y fíjate que vivimos en un mundo de mucha rapidez, donde vuelan por las redes sociales las calumnias, las mentiras, los bulos. Entonces, no ya desde el punto de vista de la poesía del poeta que piensa una palabra precisa para cerrar un poema, sino en el punto de vista de la sociedad, que importante es saber distinguir entre información y periodistas profesionales que verifican los hechos y que dan datos de toda esta red vertiginosa de mentiras, de bulos, de calumnia que lo único que quieren es sacar lo peor de nosotros mismos y levantar los odios, los discursos de los bajos instintos. Y por eso se provoca la crispación frente a eso. Pues a mí me gusta reivindicar la conciencia de toda aquella gente que quiere informarse y piensa lo que dice antes de decir lo que piensa», matizó.

Redes sociales

Las palabras han creado «realidades alternativas». Aunque el concepto no es de García Montero, sino del equipo de gabinete del expresidente Donald Trump, lo sacó a colación en la conversación por un problema para los medios de comunicación y con ello, para la democracia: las noticias falsas o fake news.

La comunicación toma otro tono, sea en el ejercicio artístico o en el de la prensa:

«Si la poesía tradicionalmente ha servido para establecer un diálogo entre la intimidad y lo público, uno indaga en su propio corazón, en su conciencia y le da forma artística en un poema que se hace público. Y el frenesí este de las redes sociales es también un diálogo entre la intimidad y lo público. El problema es que muchas veces la crispación de las de la que hablábamos antes hace que se pierda el sentido del pudor, el sentido, la vergüenza y que la gente no matice lo que quiere decir y lo convierta en un insulto, en una agresión. Entonces hay mucha gente joven, desde luego, que ya es nativa de las redes sociales. Ahora bien, se nota mucho el joven que sólo ha leído redes sociales y el joven que aparte de convivir con las redes sociales, pues ha leído a Gabriela Mistral, a Pablo Neruda, a Federico García Lorca o a Santa Teresa de Jesús«.

«En las palabras caben muchas cosas, por eso hay que tomárnoslo en serio», sentencia luego García Montero. Y para quienes se dedican a promoverla y enseñarla, el desafío se hace mayor: «Enseñar un idioma es también meditar sobre la comunidad y de qué manera ‘el yo’ nacemos, no en el aire, sino en una comunidad. Tenemos un sentido histórico, un sentido comunitario, y nacemos en un idioma en el que aprendemos a decir ‘madre, tengo frío’, o ‘madre, tengo hambre'».

Las palabras se unen y van del «yo» a «nosotros», explica también, relacionando a la comunidad con el lenguaje. Y allí la amenaza aparece «cuando la conciencia individual se diluye en el nosotros, entramos en el bulo, la mentira, la realidad alternativa».

El español es el segundo idioma con más hablantes nativos después del chino mandarín. Y esa amplitud ha traído un aprendizaje: «Nos ha enseñado pronto a que es muy importante mantener la unidad, pero respetando la diversidad».

La digitalidad entrega otra forma de deformar: las abreviaturas, por ejemplo. Pero para el poeta, «la unidad del idioma creo que está asegurada y también soy poco catastrofista pensando en las redes sociales, porque cuando los muchachos utilizan en WhatsApp abreviaturas o palabras, saben que están en una plataforma y después, cuando van a una clase en el instituto, cuando hacen un examen, saben que están en otro territorio. Y el diálogo entre lo más íntimo y lo público también ha caracterizado desde siempre la lengua».

El caso Neruda

Los cuestionamientos al premio Nobel de Literatura, Pablo Neruda, por su trato a las mujeres y su cuestionable comportamiento, ha reflotado el tan antiguo debate en torno al autor y la obra. Fue un autor homenajeado por García Montero en la ceremonia de recibimiento del doctorado.

«Me enseñó que ser poeta político no puede ser ser un panfletario, ni un siervo de las consignas de ningún tipo de culto a la personalidad. Y en ese sentido yo reconocí el grandísimo valor de la poesía de Neruda desde ‘Residencia en la Tierra’, hasta ‘Odas Elementales’. Sé de los debates de Neruda en torno a su relación con las mujeres y lo que se ha habido. Entonces, a mí lo que sí me gustaría es decir dos cosas que tienen que ver con conmigo, con mi opinión: los valores que tenemos hoy a principios del siglo XXI, no son los mismos de los valores de un hombre al que nació al principio del siglo XX. Mi hija, que nació a final del siglo 20, cuando dice: ‘Soy mujer’; dice una cosa muy distinta a la que dice mi abuela, que nació al principio del siglo XX, cuando decí: ‘Soy mujer’. Bueno, yo soy consciente que cuando digo: ‘Soy hombre’, digo una cosa distinta a la que decía Neruda. Y que hay muchas cosas de Neruda que, o son malinterpretadas, o no tienen que ver con mi tiempo. Pero me parece una trampa, primero, proyectar mis ideas a alguien que nació al principio del siglo XX; y por otra parte, lo que no podemos caer es en el sectarismo de, por unas cuestiones privadas, negar la calidad. Porque es que yo creo que con lupa todos en nuestra vida privada hemos cometido errores. Entonces, creo que se puede denunciar perfectamente algo que no nos guste del comportamiento de una persona sin negarle la gran calidad de su aporte poético a la historia contemporánea».

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