La fruta rica en vitamina A que cuida tu piel, mejora la vista y protege tu corazón
Se tarta de un alimento muy popular pero pocas veces considerado con todos sus beneficios.

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El mundo de la salud, de la buena salud, está directamente relacionado con la alimentación. Y es que más allá de las dietas reguladas para llevar un buen día a día, hay alimentos particulares que tienen mayor aporte y beneficios.
Bajo este escenario encontramos una fruta muy popular y ampliamente conocida, aunque muy pocas veces considerada respecto a sus virtudes para el ser humano.
Se trata nada más y nada menos que del damasco. Y es que no solo destaca por su dulzura y textura suave, sino también por ser una fuente importante de nutrientes esenciales para el organismo.
También conocido en algunas regiones del mundo como albaricoque, forma parte de la dieta mediterránea, aporta beneficios clave gracias a su composición rica en vitaminas, minerales y antioxidantes.
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Según diversos organismos especializados, este alimento se destaca por su contenido en betacaroteno, que el organismo convierte en vitamina A, esencial para la visión, la piel, el cabello y el sistema inmunológico, además de tener propiedades antioxidantes.
Estos compuestos no solo benefician funciones vitales, sino que también ayudan a combatir el envejecimiento celular.
A estos aportes se suma la presencia de flavonoides como la quercetina, con importantes efectos protectores. Diversas fuentes aseguran que posee propiedades antioxidantes y antitrombóticas, lo que podría ayudar en la prevención de enfermedades cardiovasculares y en la inhibición del crecimiento de algunos tumores.
Además de su riqueza en betacarotenos, el damasco contiene minerales esenciales como el potasio, el magnesio y el calcio. Sin embargo, los expertos aclaran que la biodisponibilidad del calcio en esta fruta es inferior a la que se obtiene a través de los productos lácteos.
También incluye ácidos como el málico y el cítrico, que favorecen la eliminación de toxinas y potencian la acción de la vitamina C en el organismo.

Anne DEL SOCORRO
Con un 92 % de peso comestible, el damasco es una opción saludable y equilibrada que aporta fibra, potasio, vitamina C y antioxidantes naturales. Su consumo puede contribuir a mejorar la salud general, siempre dentro de una dieta balanceada y con la recomendación de un especialista en nutrición.
En cuanto a su origen, esta fruta proviene de Asia, donde se cultivaba hace más de 5.000 años. Su expansión hacia Europa se dio gracias a los romanos, quienes la introdujeron desde Armenia.
Hoy en día se cultiva en diversas partes del mundo como Turquía, Grecia, Francia, Estados Unidos, Sudáfrica y Nueva Zelanda.
Las variedades más conocidas, que se obtienen mediante injertos, incluyen Bulida, Canino, Nancy, Pavito y Mitger, cada una con sus propias características en cuanto a tamaño, aroma y forma.