No fue un camino recto: Científicos descubren el episodio oculto que explica la evolución humana
Durante mucho tiempo se ha supuesto que evolucionamos a partir de un único linaje ancestral continuo, pero esta última investigación lo refuta. Revisa todos los detalles.

No fue un camino recto: Científicos descubren el episodio oculto que explica la evolución humana / VICTOR HABBICK VISIONS/SCIENCE P
Durante las últimas décadas, la opinión predominante en el campo de la genética evolutiva era que el Homo sapiens surgió de África hace entre 200.000 y 300.000 años a partir de un único linaje. Pero la evolución del ser humano no es un camino recto como podríamos imaginar. Un nuevo estudio realizado por la Universidad de Cambridgesugiere que nuestra especie no desciende de una, sino de al menos dos poblaciones ancestrales.
Mediante análisis avanzados basados en secuencias genómicas completas, los investigadores han hallado evidencia de que los humanos modernos son el resultado de una mezcla genética entre dos poblaciones antiguas que divergieron hace aproximadamente 1,5 millones de años. Hace unos 300.000 años, estos grupos se reagruparon, y uno de ellos contribuyó con el 80 por ciento de la composición genética de los humanos modernos y el otro con el 20 por ciento.
Esta es la principal conclusión de la investigación liderada por Trevor Cousins, biólogo del Departamento de Genética de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), y publicado este martes en la revista Nature Genetics.
“Durante mucho tiempo se ha supuesto que evolucionamos a partir de un único linaje ancestral continuo, pero los detalles exactos de nuestros orígenes son inciertos”, indica Cousins en una nota de prensa difundida por la Universidad de Cambridge.
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“Nuestra investigación muestra indicios claros de que nuestros orígenes evolutivos son más complejos, con la participación de distintos grupos que se desarrollaron por separado durante más de un millón de años y luego volvieron para formar la especie humana moderna”, añadió el coautor, Richard Durbin, del Departamento de Genética de Cambridge.
Aunque se sabe que los neandertales y los denisovanos -dos especies humanas extintas- se cruzaron con el Homo sapiens hace unos 50.000 años, el estudio sugiere que mucho antes de esas interacciones, hace unos 300.000 años, se produjo una mezcla genética mucho más sustancial. De hecho, a diferencia del ADN neandertal, que supone cerca del 2 por ciento del genoma de los humanos modernos no africanos, esta antigua mezcla aportó hasta 10 veces esa cantidad y se encuentra en todos los humanos modernos.
Un estudio genético
En lugar de extraer material genético de huesos antiguos, el equipo se basó en el análisis del ADN humano moderno, los datos procedentes del Proyecto 1000 Genomas, una iniciativa mundial que contiene secuencias de ADN de poblaciones de África, Asia, Europa y América.
El equipo desarrolló un algoritmo computacional llamado “cobraa” que modela cómo las antiguas poblaciones humanas se separaron y posteriormente se fusionaron, lo probó con datos simulados y lo aplicó a datos genéticos humanos reales del Proyecto 1000 Genomas.
El estudio no sólo encontró pruebas de estas dos poblaciones ancestrales, sino que también detectó algunos cambios sorprendentes que tuvieron lugar después de que las dos poblaciones se separaran inicialmente.

Vector picture of Human Evolution / Man_Half-tube
“Inmediatamente después de que las dos poblaciones ancestrales se separaran, observamos un grave cuello de botella en una de ellas, lo que sugiere que se redujo a un tamaño muy pequeño antes de crecer lentamente durante un periodo de un millón de años”, explicó el coautor, Aylwyn Scally, de Cambridge.
“Esta población aportaría posteriormente alrededor del 80% del material genético de los humanos modernos, y también parece haber sido la población ancestral de la que divergieron neandertales y denisovanos”, sostiene.
Además, “algunos de los genes de la población que aportó una minoría de nuestro material genético, en particular los relacionados con la función cerebral y el procesamiento neuronal, pueden haber desempeñado un papel crucial en la evolución humana”, apuntó Cousins.
Los investigadores también descubrieron que los genes heredados de la segunda población solían estar lejos de regiones del genoma vinculadas a funciones génicas, lo que apunta a un proceso conocido como selección purificadora, en el que la selección natural elimina las mutaciones perjudiciales con el paso del tiempo.
Estudiar la evolución humana
El equipo defiende que su método podría ayudar a transformar la forma en que los científicos estudian la evolución de otras especies: “Lo que está quedando claro es que la idea de que las especies evolucionan en linajes limpios y distintos es demasiado simplista”, subrayó Cousins.
“Es probable que el mestizaje y el intercambio genético hayan desempeñado un papel importante en la aparición de nuevas especies repetidamente en todo el reino animal”, añadió.
Las pruebas fósiles sugieren que especies como Homo erectus y Homo heidelbergensis vivieron tanto en África como en otras regiones en este periodo, lo que las convierte en posibles candidatas para estas poblaciones ancestrales, aunque harán falta más investigaciones (y quizá más pruebas) para identificar qué antepasados genéticos correspondían a cada grupo fósil.