Detectan que automóviles producen algo aún más tóxico que los gases diésel, según estudio
A diferencia de los gases de escape, que están sujetos a regulaciones, este problema aún ha pasado desapercibido.

Agencia Uno | Imagen referencial / Juan Farias
La contaminación del aire es un problema global que causa alrededor de siete millones de muertes prematuras al año, y aunque las emisiones de escape han sido señaladas como una de las principales fuentes de este problema, hay otras fuentes igual de preocupantes.
A diferencia de los gases de escape, que están sujetos a regulaciones, las emisiones no derivadas del escape, como el polvo de frenos, neumáticos y desgaste de la carretera, han pasado desapercibidas. Sin embargo, el polvo de frenos representa una amenaza significativa.


Los investigadores expusieron células pulmonares en el laboratorio tanto a polvo de frenos como a partículas de escape de diésel. Descubrieron que el polvo de frenos era más perjudicial, especialmente debido a su alto contenido de cobre.
Posibles soluciones para reducir el riesgo
Para mitigar estos efectos, los expertos sugieren reformular los materiales de las pastillas de freno, eliminando componentes tóxicos como el cobre.
Estados como California y Washington ya han implementado regulaciones para reducir el contenido de cobre en los frenos, aunque su objetivo inicial era proteger la vida acuática del escurrimiento de estas partículas hacia los ríos y lagos.
Dado que el 60% de la contaminación del aire derivada de los vehículos proviene de emisiones no relacionadas con el escape, es crucial que la ciencia y la legislación adopten un enfoque integral para abordar esta problemática.
Mientras se avanza hacia un futuro con autos eléctricos, la innovación en frenos y neumáticos será clave para reducir el impacto ambiental y proteger la salud de la población.