10 años sin Pedro Lemebel: el recuerdo de una voz rebelde que transformó la literatura y la memoria chilena
El 23 de enero de 2015, a los 62 años, el escritor y cronista falleció, dejando un legado marcado por la defensa de los marginados: homosexuales, pobres y minorías. Además de un constante desafío a las normas sociales que marcaron su trascendencia.
El 23 de enero de 2015, Chile perdió a uno de sus artistas más irreverentes y emblemáticos: Pedro Lemebel.
El escritor y cronista falleció a los 62 años, dejando un legado literario y artístico profundamente marcado por la defensa de los marginados y su constante desafío a las normas sociales y políticas.
Una década después, su obra sigue vigente como un testimonio de resistencia y creatividad.
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Nacido en un barrio humilde de Santiago, Lemebel trascendió las fronteras de su contexto para convertirse en una voz indispensable en la literatura chilena.
“Mi letra no es complaciente, no se sienta a comer con el verdugo ni con la burguesía culturosa”, declaró alguna vez a T13, describiendo su escritura como una herramienta para dar voz a los olvidados: homosexuales, pobres y minorías.
Obras como Tengo miedo torero (llevada al cine), Adiós mariquita linda, Loco afán: Crónicas de sidario se consolidaron como clásicos que entrelazan lo barroco y lo kitsch, transformando las vivencias marginales en poesía y denuncia.
Las Yeguas del Apocalipsis
Uno de sus hitos más recordados fue la fundación del colectivo Las Yeguas del Apocalipsis, junto al poeta Francisco Casas.
Este dúo de arte performático marcó los años 80 con provocaciones que desafiaron la censura y las normas de género en plena dictadura militar. Sus performances no solo denunciaron la represión política, sino que también reivindicaron los derechos de las minorías sexuales.
Entre sus obras más icónicas destaca Las dos Fridas, presentada en la Bienal de Sao Paulo.
A pesar de ser aclamado en el extranjero y recibir premios como el José Donoso en 2013, Lemebel nunca obtuvo el Premio Nacional de Literatura, una omisión que muchos consideran una deuda pendiente.
Más allá de la literatura
Su obra no se limitó a la literatura. Como artista visual y performer, Lemebel fue un símbolo de transgresión. Con su distintivo maquillaje y sus tacones altos, se convirtió en un manifiesto andante, desafiando al sistema con cada paso.
Recordado también es cuando en 1994, el artista chileno impactó en una marcha en conmemoración de Stonewall al portar una provocadora corona de jeringas y un cartel que rezaba “Chile Return Aids” (Chile regresa el SIDA).
Este gesto artístico, cargado de simbolismo, buscaba visibilizar el estigma asociado al VIH y la marginalidad.