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Triunfo yihadista y renuncia de Bashar al Assad: ¿qué está pasando en Siria?

Tras meses de avances rebeldes, liderados por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), con raíces en Al Qaeda, el presidente sirio dejó el cargo y partió al exilio en Rusia.

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Getty Images / MOHAMMED AL-RIFAI

La reciente renuncia del dictador Bashar al-Assad marca un punto de inflexión en la historia contemporánea de Siria, culminando más de una década de conflicto y transformaciones políticas. Desde el inicio de la guerra civil en 2011, el país ha experimentado una serie de eventos que han redefinido su panorama político y social, las que ahora no terminarán, dado que quien se tomó el poder es un grupo radical islámico que se separó de Al Qaeda.

En marzo de 2011, inspiradas por la Primavera Árabe, surgieron protestas pacíficas en Siria exigiendo reformas democráticas. La respuesta violenta del gobierno de al-Assad desencadenó una guerra civil que rápidamente se intensificó. Diversos grupos rebeldes, incluidos elementos islamistas, tomaron las armas contra el régimen, sumiendo al país en un conflicto complejo y multifacético.

Intervenciones internacionales y prolongación de la guerra (2015-2020)

La intervención de potencias extranjeras complicó aún más la situación. En 2015, Rusia inició una campaña militar en apoyo al gobierno de al-Assad, mientras que Irán y el grupo libanés Hezbolá también brindaron respaldo significativo. Por otro lado, Estados Unidos y sus aliados apoyaron a ciertas facciones rebeldes y llevaron a cabo operaciones contra grupos extremistas como el Estado Islámico. Estas intervenciones prolongaron el conflicto y aumentaron la devastación en el país.

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La guerra civil resultó en una de las peores crisis humanitarias de las últimas décadas. Se estima que más de 500,000 personas perdieron la vida, mientras que millones fueron desplazadas interna y externamente, buscando refugio en países vecinos y en Europa. La infraestructura del país quedó en ruinas, y la economía sufrió un colapso casi total.

Ofensiva rebelde y caída de Damasco (2024)

En noviembre de 2024, una coalición de grupos rebeldes, liderada por Hayat Tahrir al-Sham (HTS), con raíces en Al Qaeda, lanzó una ofensiva relámpago que resultó en la captura de ciudades clave como Alepo y Hama. El avance culminó el 8 de diciembre con la toma de Damasco, la capital siria, sin encontrar resistencia significativa por parte de las fuerzas gubernamentales. Este rápido avance sorprendió tanto a observadores locales como internacionales.

Tras la caída de Damasco, Bashar al-Assad renunció a la presidencia y abandonó el país. Según informes, al-Assad y su familia recibieron asilo humanitario en Moscú, Rusia, un aliado clave durante el conflicto.

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Reacciones internacionales y futuro incierto

La comunidad internacional ha reaccionado con cautela ante estos desarrollos. Rusia confirmó la renuncia de al-Assad y abogó por una transición pacífica del poder.

Mientras tanto, países vecinos y potencias occidentales expresaron preocupación por la estabilidad futura de Siria y el posible resurgimiento de grupos extremistas en la región. El futuro político de Siria permanece incierto, con múltiples facciones compitiendo por el control y la reconstrucción del país.

La salida de Bashar al-Assad representa el cierre de un capítulo doloroso en la historia de Siria, pero también abre interrogantes sobre el camino hacia la paz, la reconciliación y la reconstrucción nacional.

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