Esto es todo lo que se sabe sobre el polémico uso de clones creados por IA en app de citas

La inteligencia artificial (IA) sigue transformando múltiples aspectos de la vida cotidiana, y el mundo de las relaciones personales no es la excepción. Ahora, las apps de citas están experimentando con clones creados por IA, una tendencia que genera tanto expectativas como preocupaciones éticas y sociales.

¿Qué son los clones creados por IA en las apps de citas?

Los clones de IA en apps de citas son representaciones digitales que imitan la personalidad, los intereses e incluso la voz de los usuarios reales. Estas herramientas utilizan tecnologías avanzadas de aprendizaje automático y procesamiento del lenguaje natural para personalizar mensajes y comportamientos.

La idea detrás de estos clones es facilitar las interacciones románticas, ya sea iniciando conversaciones en nombre del usuario o comunicándose con otros clones en “primeras citas” digitales. Los resultados de estas interacciones pueden ser transmitidos a las personas reales, quienes decidirán cómo proceder.

¿Cómo funcionan los clones de IA en las citas?

Para crear un clon de IA, los usuarios deben “entrenar” al sistema. Esto implica interactuar con el chatbot, compartir detalles sobre sus intereses y, en algunos casos, subir notas de voz o imágenes generadas por IA.

Una vez configurado, el clon puede:

• Iniciar conversaciones con otros usuarios o clones.
• Imitar la voz y estilo comunicativo del usuario.
• Realizar “primeras citas” virtuales con otros clones para filtrar posibles parejas.

Algunas plataformas también ofrecen entrenadores de citas impulsados por IA, que ayudan a los usuarios a redactar mensajes o analizar sus interacciones para mejorar sus posibilidades de éxito romántico.

Empresas detrás de esta tecnología

Grandes nombres de la industria de citas han mostrado interés en los clones de IA. Whitney Wolfe Herd, fundadora de Bumble, los describe como “conserjes de citas”. George Arison, CEO de Grindr, los llama “duplicados” o “sintéticos”.

Pequeñas startups también han innovado en este ámbito. Por ejemplo, aplicaciones como Ice y Volar permitieron a los usuarios crear clones entrenados en sus preferencias y estilos de comunicación. Aunque estos experimentos han tenido resultados mixtos, reflejan una creciente inversión en el uso de la IA.