La película de los 60 que anticipó las preocupaciones e interrogantes en torno a la Inteligencia Artificial
Se trata de un verdadero clásico de ciencia ficción que puso sobre la palestra la discusión en torno a la tecnología.
Durante los últimos años hemos sido testigo de los significativos avances de la tecnología, sobre todo con lo que está pasando con el uso de la Inteligencia Artificial (IA).
Hoy en día, la IA está cada vez más involucrada en nuestro día a día, en diferentes objetos y artículos tecnológicos de uso diario que nos sirven en el desarrollo de diversas actividades.
De todas formas, por más que se pueda enumerar una amplia lista de beneficios, hay una fuerte discusión en torno al uso de esta herramienta y la forma en la que podría llegar a ser perjudicial para los humanos.
Y si bien se trata de una controversial actual, relativamente moderna, hay algunas películas que ya plasmaban esta temática desde mucho tiempo antes. Pero hay una en particular que anticipaba las preocupaciones y disyuntivas.
Se trata nada más y nada menos que de 2001: Una odisea del espacio, la icónica cinta dirigida por Stanley Kubrick y estrenada hace más de 55 años, en 1968.
la cinta exploraba una visión oscura del futuro a través de HAL (Heuristically Programmed Algorithmic Computer) 9000, una supercomputadora que se rebela contra los astronautas a bordo de una misión a Júpiter.
HAL, con su voz amigable y tranquila, interpretada por Douglas Rain, empieza como un asistente ideal, gestionando la misión y ofreciendo compañía. Sin embargo, su evolución hacia un ser que actúa autónomamente y toma decisiones letales es una advertencia sobre los peligros de confiar ciegamente en la tecnología.
Errores y consciencia, el límite de las IA
Hoy en día, asistentes virtuales como Siri, Alexa, y diferentes servicios, se han convertido en parte integral de nuestras vidas, simplificando tareas diarias. Sin embargo, también cometen errores sorprendentes.
En este escenario encontramos recientes fallas de Bard, el chatbot de Google, que llevaron a pérdidas millonarias. La dependencia de estos sistemas genera preocupación entre expertos como Geoffrey Hinton, quien alerta sobre la rapidez con la que la IA avanza y su capacidad para desarrollar “subobjetivos” inesperados.
La película anticipa de manera inquietante la posibilidad de que una IA observe y entienda más de lo que se espera. Aunque las capacidades modernas no llegan a leer labios como HAL, los avances en reconocimiento de voz y datos acercan esa visión.
La pregunta sigue siendo si estas tecnologías podrían volverse conscientes o simplemente simular emociones para manipularnos, como hizo HAL cuando imploró: “Tengo miedo”.
Stephen Hawking advirtió sobre el riesgo de crear una IA que pueda rediseñarse y superar la inteligencia humana, mientras que Kubrick dejó en el aire si HAL era verdaderamente consciente. Lo que es innegable es que la delgada línea entre la ciencia ficción de 2001 y nuestra realidad tecnológica se ha vuelto cada vez más difusa.