• 24 OCT 2024

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Aumenta el bullying en adolescentes de América Latina: qué es y qué dice la ciencia detrás de este fenómeno

El bullying es un fenómeno complejo que afecta a millones de jóvenes en el mundo. Por ello, es fundamental comprender las dinámicas que lo perpetúan para poder implementar soluciones.

Aumenta el bullying en adolescentes de América Latina: qué es y qué dice la ciencia detrás de este fenómeno / Maskot

El bullying se ha convertido en una de las formas más prevalentes de violencia en las instituciones educativas de América Latina, afectando a aproximadamente el 30% de los adolescentes en la región, según los datos más recientes de la prueba PISA.

En tanto, de acuerdo al Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), alrededor de 150 millones de jóvenes entre 13 y 15 años a nivel global ven interrumpida su educación debido a diversas manifestaciones de acoso escolar.

¿Qué es el Bullying?

El término bullying proviene del inglés y se traduce como “acoso” o “intimidación”. Este fenómeno social se asocia principalmente con el entorno escolar y se refiere a situaciones en las que una o varias personas son víctimas de violencia física o psicológica a manos de sus compañeros.

Gerardo Sánchez Dinorín, académico de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explica que el bullying puede manifestarse de diversas maneras, incluyendo situaciones en las que un estudiante es acosado por un grupo.

Este problema no distingue edad, etnia o nivel socioeconómico. Según el National Centre Against Bullying, los tipos de acoso incluyen:

  • Bullying físico: Agresiones corporales directas.
  • Bullying verbal: Insultos y amenazas.
  • Bullying social: También conocido como acoso encubierto, busca dañar la reputación de la víctima a través de rumores o exclusiones.
  • Ciberacoso: Utiliza plataformas digitales para perpetrar la violencia, con consecuencias psicológicas similares a las del acoso tradicional.

¿Por qué alguien se convierte en agresor o víctima?

El especialista destaca que no existe una única razón que explique por qué una persona se convierte en agresora. En cambio, se trata de un fenómeno multifacético que involucra tanto factores biológicos como sociales.

Por ejemplo, se ha observado que los agresores pueden mostrar una mayor reactividad en la amígdala cerebral, que está asociada con el miedo y la respuesta emocional ante situaciones amenazantes. Este patrón se ve influenciado por las experiencias de crianza y el ambiente.

La situación de las víctimas es igualmente compleja. Es por ello que frecuentemente experimentan cambios en las áreas cerebrales relacionadas con la regulación emocional y las interacciones sociales, lo que las hace más propensas a sufrir trastornos del estado de ánimo, ansiedad, entre otros.

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