¿Realmente existe el “olor a viejo”? Esto es lo que dice la ciencia

El “olor a viejo” se refiere a un aroma peculiar que se asocia con las personas mayores y que se percibe en los espacios que ocupan. A pesar de que muchas culturas, como la japonesa, tienen términos para describirlo —como kareishuu— para la ciencia, este olor sigue siendo objeto de estudio.

¿Qué provoca el olor a viejo?

El olor corporal humano varía con la edad debido a la actividad de varias glándulas en la piel. Las glándulas sebáceas, que producen sebo, y las glándulas sudoríparas apocrinas, que se activan durante la pubertad, juegan un papel crucial en esta transformación.

A medida que envejecemos, los niveles de un compuesto orgánico llamado 2-nonenal aumentan, lo que contribuye a un aroma a césped y grasa. Aunque este compuesto ha sido descrito como desagradable, algunas personas lo asocian con aromas más placenteros, como el de los pepinos.

Estudios recientes han demostrado que los voluntarios pueden identificar el olor de las personas mayores de manera más efectiva que otros aromas. Incluso, un experimento reveló que el olor de los ancianos era considerado menos intenso y desagradable que el de los adultos jóvenes.

La percepción social del olor a viejo

A pesar de que el “olor a viejo” es identificable y único, su connotación negativa podría estar más relacionada con estigmas sociales que con su naturaleza química. La percepción del olor a anciano varía según el contexto cultural y las experiencias personales.

El olor a anciano es un fenómeno que combina biología y percepción social. Comprender su origen y las razones detrás de su identificación puede ayudar a desestigmatizar este olor y promover una mayor empatía hacia las personas mayores.

Por último, a medida que la investigación avanza, se espera que se profundice en cómo los humanos reconocen y responden a los olores asociados con la edad.