En 1941, en medio de una crisis financiera que afectaba a su empresa, Walter Elias Disney recibió una inesperada oferta del gobierno de Estados Unidos para encabezar un viaje de “buena voluntad” por Sudamérica.
Mientras el empresario buscaba escapar de las tensiones con sus trabajadores tras una huelga masiva de animadores en su estudio, esta instancia fue su oportunidad de alejarse y, a la vez, de cumplir con un deber político de fortalecer los lazos entre Estados Unidos y América Latina en el contexto de la Segunda Guerra Mundial.
En ese marco, fue en septiembre de 1941 cuando llegó a Chile, donde bailó cueca, comió y bebió de alimentos típicos. Además, visitó variados lugares como un fundo Quilicura y las dependencias de la revistaTopaze.
Allí tuvo la posibilidad de conocer a los dibujantes Mono, Coke, Pekén y Pepo, quien aprovechó el dichoso encuentro para realizar una entretenida caricatura de Walt.
Gracias a sus experiencias vividas que lograron cautivarlo, Disney se reconoció a sí mismo como un “perfect chilean huaso” (perfecto huaso chileno), lo que lo motivó a tener un pequeño gesto con nuestro país, involucrándonos en sus creaciones.
Así, al crear su primera película ambientada en el mundo latino, Saludos Amigos (1942), le dedicó un lugar especial a Chile, representándolo con un personaje que era un avión antropomórfico que debía volar desde Santiago a Mendoza enfrentando las dificultades del cruce de la Cordillera de los Andes.
Aunque la película fue bien recibida, no todos quedaron satisfechos con la representación de Chile, reclamando que faltó mayor identidad. Muchos se preguntaban dónde quedó el huaso que tanto lo marcó, o algún huemul, cóndor o el típico y simple ‘roto chileno’.
René Ríos Boettiger (Pepo) fue uno de los mayores críticos de la personificación de Chile, apuntando que esta imagen no capturaba la verdadera identidad de Chile.
Fue así como se motivó a crear un personaje que, bajo su perspectiva, reflejara de la mejor manera la picardía y el espíritu del chileno. La idea era mezclar al huaso, al roto y un emblema como lo es el cóndor.
Así nació Condorito, el simpático cóndor andino que debutó en la revista de humor gráfico Okey el 6 de agosto de 1949. Aunque su primera historia fue controvertida (trataba sobre el personaje intentando ser un ‘cogotero’, o ladrón), Condorito pronto se convertiría en un ícono de la cultura chilena, representando con humor y astucia la vida y costumbres del país.
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