Paul McCartney brindó un emotivo show, sin gusto a despedida
El legendario músico británico no defraudó ante un repleto Estadio Monumental que se emocionó con un show de cerca de tres horas.
Santiago
Cuando Paul McCartney actuó en el Estadio Nacional en marzo de 2019, hubo una sensación de que podía ser la última vez que lo veríamos. Mal que mal, ya se acercaba a los 80 años, y los propios comentaristas de la época apuntaban que, al pasar esa barrera simbólica de edad, sus actuaciones serían más acotadas. Y ni hablar de giras.
Posteriormente vinieron tres hechos tremendamente significativos. En la cuarentena pandémica del 2020, publicó su propio cancionero de encierro, el hermoso ‘McCartney III’, que sirvió como bálsamo de consolación para quienes siguen el trabajo creativo del que se suele apuntar como el “guardián del legado de los Beatles”.
Luego, el gigantesco trabajo documental de Peter Jackson, ‘The Beatles: Get Back’ en 2021. Y para más remate la publicación hace casi un año de “Now and Then”, anunciada como la “última” canción del mítico cuarteto, que básicamente fue completar el trabajo de 1995, cuando esta iba a ser una de las piezas nuevas del proyecto ‘The Beatles Anthology’.
Y entre medio, 2022, la leyenda viviente se embarcó en la gira “Got Back”, (nombre que capitaliza el trabajo de Jackson), la que se ha venido desarrollando en etapas, hasta el presente año. Tras todo esto, las ansias de volver a tenerlo por estos lados se multiplicaron, ¿Qué significaría volver a ver a McCartney tras todos estos hitos?
En una era en que la información fluye cada vez más rápido y sin trabas geográficas, difícilmente se podría hablar de sorpresas en el show. Cuando se inició esta gira hace dos años, ya se sabía que un añadido importante es un dueto virtual de Paul y John Lennon, en la canción “I’ve Got a Feeling”, fruto de la colaboración con Peter Jackson y su equipo técnico, que logro aislar esa pista vocal, para que pudiésemos ver a la dupla creativa “en vivo”, como una reunión.
Y también estábamos al tanto de lo que sucedió en Montevideo el pasado 1 de octubre, al iniciar las fechas de este año de la gira, cuando Paul sumó “Now and Then”. Y aunque lo supiéramos, no importa, el público que repletó el Estadio Monumental de Macul se emocionó hasta la médula con estos gestos, en una noche que resultó ser una excitación tras otra.
El resto del programa musical se ciñó más menos al molde general de las giras tardías de McCartney, con muchos puntos en común de sus últimas visitas (2011, 2014 y 2019).
El universo Beatle ocupa un lugar esencial en la propuesta, y la partida se dio con “Can’t Buy Me Love”. De ahí, guiños a todas las etapas que los cuatro de Liverpool vivieron en los 60s, pasando por los inicios (“Love Me Do”), la plena beatlemanía (“Drive My Car”), y joyas selectas desde el álbum ‘Sgt Pepper’ en adelante, como “Blackbird”, “Lady Madonna”, “Ob-La-Di Ob-La-Da”, “Get Back”, y las infaltables y emocionantes “Hey Jude” y “Let It Be”.
Por supuesto su carrera post-beatle estuvo representada, tanto el clásico material de los años 70s (“Maybe I’m Amazed”, “Let ‘Em In”, “Jet”, “Band on the Run”, “Let Me Roll It”, “Live and Let Die”), como otras de factura más reciente: “My Valentine”, “New”, “Come On To Me” y “Dance Tonight”.
Dos puntos que más cosechan exaltación en los shows de Paul, y acá no fue excepción, son sus homenajes personales a Lennon, y también a George Harrison. Al primero, con la sentida “Here Today” de 1982, que fue su reacción al brutal asesinato de su amigo; y al “lead guitar” de los Beatles, con la consolidada versión mccartiana de “Something”, acaso lo más coreado a todo pulmón de la noche.
No deja de sorprender la tremenda energía de McCartney a sus 82 años. En su show no hay espacios que prescindan de él para que descanse, sino que está presente todo el tiempo, dando cuenta de su destreza en pianos, bajo, guitarra acústica, guitarra eléctrica, ukelele y mandolina, y si bien su voz se nota más afectada que su visita anterior, es lo de menos. Si él no alcanzaba un tono, la gran masa humana en el estadio lo hacía por él.
Su carisma es otro ingrediente, el cómo interactúa con el público, incluso echando mano a ocasionales frases en español chilenizado (“este carrete está cuático”, dijo en un momento).
Y no podemos dejar de mencionar el sólido apoyo de su fiel banda, integrada por Rusty Anderson (guitarra), Brian Ray (guitarra y bajo), Paul Wickens (teclados) y Abe Laboriel (batería).
El cierre definitivo del espectáculo llegó con el tríptico “Golden Slumbers / Carry that Weight / The End”, que a su vez cierra el climático medley (o suite, según como se le mire) del esencial álbum ‘Abbey Road’. “And in the end, the love you take, is equal to the love you make”, reza esta pieza al final, pero esta vez no quedó sensación de despedida. El propio Paul dijo: “¡Hasta la próxima! See you next time!”. Y la verdad es que, es para esperanzarse de que puede haber un futuro reencuentro.
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