Paul McCartney es el claro ejemplo de que la edad es solo un número. Y, a sus 82 años, rindió una vez más al público chileno a sus pies.

Un público diverso, donde convivieron familias completas, Francis Durán de Los Bunkers, Gonzalo Valenzuela y su hijo, el presidente Gabriel Boric y Rodrigo Herrera, quien no se ha perdido jamás a Macca en nuestro país.

Todos gozaron con un espectáculo conmovedor, donde el artista se lució cantando temas propios, de The Beatles y de Wings, éxitos que emocionaron y rememoraron mejores días.

El mandatario, por ejemplo, se ubicó en Rapa Nui. Y, desde ahí, gozó del espectáculo acompañado de su pareja, Paula Carrasco, encontrándose además con Álvaro Henríquez, líder de Los Tres, con quien incluso se tomó una foto.

Paul McCartney, incombustible

Hablando en un perfecto español, el músico dio la bienvenida a su show a las 21.15 horas, cantando Can’t Buy my Love, y señalando que estaba feliz de estar nuevamente por estos lados.

Después, lo que vino fue un desborde de música, histrionismo y pirotecnia, tocando hits como Drive my car y Let’em in, para que luego todo explotara con Get Back, Let It Be y Live and Let Die.

Posterior a esto, Sir Paul hizo que todo el Estadio Monumental cantara con las manos en alto coreando Hey Jude, para luego aparecer con una bandera chilena acompañada de una británica y una del orgullo LGBTIQ+, justo antes de que le pidieran el bis.

Finalmente, entre cotillón y pura alegría de los fanáticos, Paul McCartney se despidió de nuestro país con su Got Back Tour, dejando claro que nadie quiere que ésta sea su última vez por estos lados.