“Si hubiera estado la Ley Karin, lo hubiera denunciado”: extrabajadores acusan tratos violentos de Roberto Dueñas en conocida radio coquimbana
El empresario y locutor radial se defendió ante estos dichos, bajándole el perfil al asunto.
A finales del 2019, en medio del creciente cuestionamiento sobre el uso de balines por parte de Carabineros de Chile, Roberto “Peluche” Dueñas, conocido por su pasado como esposo y mánager de la showoman Marlen Olivari, y ahora por ser el propietario de Mi Radio, lanzó una dura crítica en su programa radial hacia los jueces que habían fallado a favor de que la policía se abstuviera de utilizar “armas letales”.
Esta medida judicial se implementó en respuesta a los casi 200 casos de traumas oculares reportados hasta esa fecha, lo que dejó a Dueñas visiblemente afectado y molesto. Durante su emisión en vivo, que aún se puede ver en Facebook, el exmanager expresó su indignación al afirmar: “Los hijos de los Carabineros en los colegios lo están pasando pésimo por culpa de ustedes, señores jueces y fiscales”.
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“Los insultan, ‘que tu papá es un paco tal por cual’, y ustedes, sentados en un sillón, firman y les cortan las manos, le quitan la tijera al peluquero”, añadió.
Sus palabras resonaron fuertemente entre la audiencia, especialmente cuando mencionó de manera explícita a uno de los jueces involucrados, identificándolo como “don Juan Carlos” y mencionando varias veces el nombre del colegio donde estudiaba su hijo, un estudiante de segundo medio.
El ataque verbal de Dueñas no solo fue directo hacia el juez, sino que también incluyó una amenaza a quienes ejercer la justicia. “Si ustedes no se ponen los pantalones nosotros como ciudadanos los vamos a obligar a que se los pongan y, si no se los quieren poner, agarren sus cosas y váyanse. Yo no sé si llegan tranquilos a sus casas en la noche”, advirtió.
Las consecuencias del ataque verbal y las amenazas de Dueñas contra un juez y su hijo
Lo que más impactó a la audiencia y a quienes lo rodeaban fue la incitación al odio que Dueñas dirigió hacia el juez Espinosa y su hijo, un adolescente sin ninguna relación directa con el conflicto. Lo que siguió después, según uno de los testigos de ese día, fue una “bomba atómica de amenazas por WhatsApp”. La situación se tornó tan tensa que “lo mínimo que nos decían es que vendrían a quemar la radio”, comentó un excolaborador a El Mostrador.
La ola de amenazas no solo afectó la seguridad del equipo de Mi Radio, sino que también tuvo un impacto directo en la operación de la emisora. Según recuerda una periodista, varios auspiciadores pidieron que Dueñas se alejara de los micrófonos, lo que eventualmente llevó a que este tuviera que “congelar” su participación en varios programas.
Además, la radio tuvo que mudarse a una nueva ubicación, mientras “Peluche” enfrentaba la formalización de cargos por delitos contra la autoridad y amenazas a un menor de edad. La causa aún sigue vigente y Dueñas tiene prohibido acercarse a las víctimas. En su defensa, el exmanager comentó más tarde en su programa de radio: “Como es costumbre mía, me salí de madre”.
La llegada de Roberto Dueñas a Mi Radio
Rocío Barraza, una periodista que trabajó junto a Dueñas en Mi Radio, recordó el retorno “humilde” del empresario a la Región de Coquimbo después de su larga y mediática carrera en la capital. “Llegó muy humilde, con un espacio que se llamaba Los Dueños de la Tarde. Quería hacer algo nuevo en medios y le abrieron las puertas. Venía como en la onda de reinventarse. Eso fue lo que vendió. Y en un principio fue así”, señaló.
Con el tiempo, el programa comenzó a consolidarse en términos de audiencia, y “Peluche” trajo nuevos auspiciadores. Sin embargo, su estilo directo y sin filtros se mantuvo, alineado con la comunicación explosiva que siempre lo caracterizó. Lo que comenzó como un proyecto con buenas intenciones, pronto dio paso a un ambiente laboral tóxico, según relatan varios extrabajadores.
El comportamiento de Dueñas experimentó un cambio notable cuando la radio se trasladó a un nuevo y más lujoso domicilio en el centro empresarial de La Serena, dejando atrás una modesta casa de dos pisos en la calle Regimiento Arica. “Ya no era el tipo que había llegado con la cola entre las piernas, sabía que tenía poder y empezó a ejercerlo”, recordó Rocío Barraza.
El cambio en la actitud de “Peluche” hacia sus empleados
El “jefe buena onda” que antes almorzaba con sus empleados se transformó en un empleador que ahora prefería reunirse con empresarios y políticos en restaurantes. Varios excolaboradores, que prefieren mantenerse en el anonimato debido al “poder” que dicen que Dueñas aún tiene en la ciudad, relataron cómo sus carreras fueron marcadas de manera traumática por la experiencia de trabajar con él.
Uno de los extrabajadores describió cómo, en medio de una disputa laboral, el empresario y locutor radical lo amenazó con destruir su carrera: “Me chasqueó los dedos y me dijo que, si él quería, yo no volvía a trabajar en ninguna radio de la región”. Este tipo de comportamiento, aseguran las fuentes, no era aislado, sino parte de un patrón de acoso laboral que incluía jornadas extenuantes de siete días a la semana, múltiples responsabilidades y la falta de pago por horas extras.
Las reprimendas a los periodistas, según recordó otra excolaboradora, eran tan frecuentes y fuertes que se podían escuchar en toda la oficina. “Eso nadie lo puede negar, era evidente”, comenta. “Pero lo que más me incomodaba era el miedo que generaba en los trabajadores. Cuando terminaba un programa todos empezaban a correr. Yo decía ‘pero si este tipo no es Dios’. He trabajado en muchas partes, pero nunca vi un clima laboral así”, acotó.
La licencia médica de una trabajadora a la Dueñas catalogó como “berrinche”
Rocío Barraza también describe el ambiente laboral como uno de “secta”, donde Dueñas buscaba perfiles de personas sumisas, de origen humilde, a quienes convencía de que “había una fila de personas esperando el trabajo, que hay que camisetearse, darlo todo, 24/7, y uno termina creyéndose el cuento”.
La presión en el trabajo se volvió tan intensa para Roció que terminó con una licencia por estrés laboral después de que “Peluche” le pidiera que regresara de sus vacaciones debido a la efervescencia generada por el estallido social. “Me dijo que todos mis compañeros estaban con turnos de trabajo y que yo era la única que estaba de guata al sol. Fue tanta la presión y el discurso que uno tiene internalizado que interrumpí mis vacaciones legales y regresé a La Serena”, relató.
Esta decisión, sin embargo, resultó ser un error. Dueñas tuvo que “congelar” su participación en la radio después de las amenazas al juez Espinosa, y el rencor público se desplazó hacia los periodistas que continuaron trabajando en la emisora.
Debido a esta situación, Rocío Barraza incluso tuvo que cerrar su cuenta de Instagram después de recibir amenazas que incluían la dirección de sus padres y una foto con la patente de su auto. “La gente decía que éramos cómplices y que donde nos pillaran nos iban a reventar”, contó, recordando cómo la angustia hasta le provocaba vómitos. Finalmente, su isapre determinó que su condición era una enfermedad generada en el trabajo y la derivó al Instituto de Salud Laboral.
Al regresar a trabajar después de su licencia médica, “Peluche” la recibió con un comentario que dejó claro que sus días en la radio estaban contados: “¿Se te pasó el berrinche?”. Poco tiempo después, Rocío Barraza fue desvinculada de la emisora.
Dueñas y su reacción ante estas acusaciones
Cuando se le dio la oportunidad de defenderse, Roberto Dueñas respondió a El Mostrador que no tenía interés en abordar las acusaciones en su contra, cortando la llamada telefónica después de decir: “Vengo de las grandes ligas del pelambre. Me despertaba a las mañanas y me hacían pico en Las Últimas Noticias, en los matinales, en todos lados. Soy de la farándula dura, no soy un potrillo, escriban lo que quieran”.
