Luego de que el CNE proclamara a Nicolás Maduro como vencedor de las elecciones presidenciales este pasado fin de semana, casi todo el espectro político y la comunidad internacional hicieron un llamado a transparentar los resultados, mostrando las actas y no solo una cifra consolidada final. Pero dentro de todos los actores críticos al proceso hay uno que no deja de llamar la atención: el Partido Comunista de Venezuela (PCV), quienes advierten de un posible fraude electoral.

Pero, ¿qué hizo que el partido más antiguo de Venezuela y uno de los aliados más cercanos del chavismo diera ese cambio tan radical? Podríamos decir que las diferencias se comenzaron a construir tras los diálogos con la oposición a comienzos del año 2018, en Santo Domingo. En esa ocasión se dispusieron una serie de acuerdos, entre los que destacaban la flexibilización de normas laborales apuntadas a evitar el abandono de los trabajos formales, la vuelta del dólar como divisa y la restitución de tierras a terratenientes.

Estas medidas provocaron una serie de protestas en el mundo agrario, obrero e incluso del magisterio de profesores. El PCV tomó la decisión de sumarse a las manifestaciones sin apuntar a Nicolás Maduro como responsable, sino que a ministros en particular.

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El PCV apoyó a Hugo Chávez desde un comienzo en 1999, sumándose al Polo Patriótico, hasta marzo el 2013, cuando el mandatario falleció de cáncer. En 2006, Chávez llamó a las fuerzas que lo apoyaban a constituir el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV); sin embargo, el PCV no aceptó y mantuvo su autonomía. Con este antecedente, en el año 2018 se llevó a cabo un pacto programático llamado “Acuerdo Marco PCV-PSUV”, construido para dar confianza en que el diálogo con la oposición no transgrediera ciertos mínimos programáticos establecidos por ambas colectividades.

Las diferencias entre el PCV y Maduro fueron creciendo. El fuerte empeoramiento de las condiciones económicas y la detención de dirigentes sociales llevó al Partido Comunista a manifestar a comienzos del año 2022 que el acuerdo marco no se estaba cumpliendo. Lo que terminó por provocar el quiebre fue el XVI Congreso del PCV, donde se “ratificó la decisión de romper con la política antiobrera, antipopular y antinacional del gobierno de Nicolás Maduro Moros, quien ha hecho pagar al pueblo venezolano las consecuencias de la crisis capitalista así como de las medidas coercitivas del imperialismo, mientras protege los intereses del capital nacional y transnacional”, comunicaron.

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Neoliberales vs. trasnochados

Los ánimos venían caldeados hace tiempo. El PCV trataba a Maduro de “neoliberal” y el mandatario se refería a la colectividad como “izquierda trasnochada”, como crítica a la postura más dura del comunismo, quien tenía como plan separar en dos etapas al “proceso bolivariano”, la primera donde se tenía que dotar de la mayor cantidad de derechos a la población en general y mejorar lo más posible sus condiciones de vida para pasar a la segunda parte, El Socialismo, donde el pueblo concientizado asumiría que el imperialismo, encarnado en EE. UU y Europa, era el enemigo, junto a la oligarquía venezolana. El PCV vio un retroceso que les impedía concluir con la primera parte del plan, lo que era imperdonable en su moral revolucionaria.

Más tarde, ese mismo año, en el marco del XXII Encuentro de Partidos Comunistas y Obreros que tuvo lugar en el Palacio de Convenciones de la Habana, en Cuba, el PCV denunció ante la Meca del marxismo que “la de Venezuela es una experiencia concreta que revela los límites del progresismo”, dijo en su derecho de palabra Héctor Rodríguez. “De la política antimperialista, de nacionalización de los sectores estratégicos, de lucha contra el latifundio y de defensa de los derechos sociales y laborales, se pasó a la agenda económica neoliberal de privatizaciones, liberación de precios, devolución de tierras a los terratenientes, desregulación laboral y desmontaje de conquistas sociales”, agregó el dirigente, dejando a la audiencia atónita.

Intervención de Maduro al PCV

Desde ahí que el PCV pasó a ser un enemigo público de Maduro. El gobernante no dudó en utilizar al Tribunal Supremo de Justicia, cuando en agosto del 2023 intervino la colectividad nombrando a una directiva ad hoc, cercana al gobernante. Esto ya lo había hecho antes, en 2020 la máxima corte intervino Patria Para Todos (PPT) que, como el PCV, era aliado del chavismo en sus inicios, y otras toldas opositoras tradicionales como Acción Democrática (AD), Voluntad Popular (VP) y Primero Justicia (PJ).

Tras esto, el PCV denunció “que el Gobierno de Maduro ha consumado el asalto contra el PCV a través de una arbitraria sentencia judicial que avala la imposición de una directiva compuesta por mercenarios al servicio de la cúpula que dirige el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV)”.

El reemplazo de la directiva fue un golpe duro para el PCV, cosa que no dejaron pasar en marzo del 2024, cuando Nicolás Maduro fue proclamado candidato del PSUV a la reelección presidencial. “El país debe recordar que, en agosto de 2023, la tarjeta del PCV fue secuestrada por órdenes del propio presidente Nicolás Maduro Moros y entregada a este grupo de mercenarios a través de una írrita sentencia judicial de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ)” señaló el Partido Comunista, además de agregar que “la genuina militancia del PCV no retrocederá ante esta escalada anticomunista; nos mantendremos en los combates de clase presentes y futuros”.

Así es más, tras la elección de este 28 de julio, el PCV declaró que “alertamos a la opinión pública internacional que así como el Gobierno de Nicolás Maduro ha despojado al pueblo venezolano de sus derechos sociales y económicos, hoy pretende privarlo de sus derechos democráticos”.