Una camioneta blanca que podría haber sido parte de un secuestro. Ese es uno de los últimos focos en la investigación de la adulta mayor perdida en Limache.

Es que según una testigo, que llamó a la familia de María Elcira Contreras, minutos después de la desaparición de la mujer en el restorán del Fundo Las Tórtolas, vio un vehículo de este color donde sus ocupantes mantenían una extrañísima acción.

“Ese día estábamos esperando en el cruce de San Pedro, la micro, para venirnos a Quillota. De repente mi pareja me dice ‘mira, cacha lo que está pasando’. Yo miro y había una persona en el copiloto, tratando de bajarse de una camioneta.... Desde atrás había una persona que estaba entre el vidrio y la parte de atrás del asiento del copiloto, pero agarrando a esta persona del cuello... Asfixiándolo”, dijo.

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Y agregó que “fue un hecho súper agresivo... Le cierran la puerta a la persona, pero la persona que cierra la puerta es la persona que va manejando. Era un señor canoso, de unos 50 años... Esta persona le cierra la puerta a este chico, que es una persona joven, yo creo que entre 30 o 40 años... Y se intenta bajar varias veces, intenta abrir la puerta, y la persona que iba manejando insistentemente se cruzaba sobre él y cerraba la puerta”.

La versión que no convence a la familia de la adulta mayor de Limache

Sin embargo, este relato no coincidiría con el del chofer de la camioneta blanca, que fue encontrado por la policía.

“Cuando se le consulta al conductor, dice que este hecho violento tiene una explicación. Dice que en el asiento del copiloto iba su padre, que tiene demencia senil, y detrás el nieto. Entonces, este hijo quiso proteger la integridad física de su padre”, reveló la nieta de María Elcira, Carla Hernández.

La joven manifestó que “este adulto mayor no quería ir a un lugar donde lo llevaban, entonces no les quedó más que retenerlo en el auto, y el nieto por atrás ayudaba a retenerlo, y por eso lo subieron al vehículo”.

“La testigo dice que ve a un ‘cabro joven’ en el asiento del copiloto que se quería bajar del auto. Entonces, cuando yo me entero de la diligencia, les digo (a la policía) que no me coincide”, complementó.

De esta forma, Carla expresó que si bien el vínculo entre la desaparición de su abuela “está descartado a priori, pero no totalmente, porque cuando a mí la PDI me informa lo que hicieron, me dijeron que faltaban otras pericias”.