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Comienza la Eurocopa 2024: Así fue el año más loco en la historia del fútbol

A 20 años del título de Grecia en la Eurocopa recordamos un hito que rompió con la lógica, además de otros episodios que hicieron de 2004 una de las temporadas más atípicas y extrañas del planeta fútbol.

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Comienza la Eurocopa 2024: Así fue el año más loco en la historia del fútbol

Comienza la Eurocopa 2024: Así fue el año más loco en la historia del fútbol / Agencia Getty

Nadie esperaba, nosotros incluidos, que pasáramos de la primera ronda”. Son palabras del delantero Angelos Charisteas, autor del cabezazo que provocó una de las mayores sorpresas futbolísticas de los últimos tiempos. Ese gol coronó a Grecia como campeón de la Eurocopa 2004.

Fue un título que se definió en el estadio Da Luz de Lisboa. Frente a su propia hinchada, Figo, Deco y un joven Cristiano Ronaldo, emergente figura de Manchester United, pretendían estrenarse como monarcas de Europa. La mesa estaba servida. Bajo la conducción de Luiz Felipe Scolari, el mismo entrenador que dos años antes había guiado a Brasil a la obtención del pentacampeonato, el cuadro portugués saltó a la cancha con un solo objetivo: sepultar de una vez por todas ese permanente rol de actores secundarios que los perseguía desde tiempos de Eusebio, la Pantera Negra.

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En una entrevista reciente con el sitio de la UEFA, Charisteas, el héroe de esa memorable jornada para los griegos, reconocía la importancia del alemán Otto Rehhagel. “Nuestro entrenador fue uno de los factores más importantes para conseguir ese éxito. Sacó el cien por ciento de cada uno de nosotros. Nuestro sistema era el ataque económico. Siempre debíamos centrarnos en nuestra defensa y cuando teníamos la oportunidad, contraatacábamos”, evocaba el exfutbolista.

Angelos Charisteas jugó hasta 2013. Tras su retiro en el Al-Nassr de Arabia Saudita decidió seguir carrera política como diputado y actualmente es Vicegobernador de la región de Macedonia Central. El otro artífice de la victoria, jubilado desde hace más de una década, se despidió en la banca del Hertha Berlin. Como DT siempre tuvo a su cargo equipos germanos salvo la feliz excepción que significó su paso por Grecia. Con 85 años, lo último que se supo de Rehhagel fue gracias al estreno de “King Otto”, un documental que relata con lujo de detalles la historia y el inesperado desenlace de la Euro 2004.

Pero esta hazaña de los helenos no fue la única sorpresa en el viejo continente. Pocos días antes del comienzo de la Euro, el fútbol portugués, o mejor dicho la fanaticada del Porto, pudo celebrar la segunda Champions de su historia liderado por José Mourinho, entrenador que a los 41 años alcanzaba el primero de los dos títulos de Liga de Campeones que exhibe en su currículum (el otro es con el Inter de Milán).

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Lejos lo más recordado de esa edición fue la espectacular llave de cuartos de final entre Milan y Deportivo La Coruña, equipo que recién este año pudo ascender a segunda división después de cuatro temporadas en la tercera categoría del fútbol español.

El Depor, que ya había eliminado a Juventus, revirtió un 4-1 en contra en San Siro y vapuleó a los italianos con una goleada 4-0 que aún se recuerda como una de las jornadas más épicas vividas en el estadio de Riazor.

En semifinales, la buena planificación y estrategia de Mourinho dejó fuera de carrera a los encumbrados gallegos que tras conseguir un empate en blanco como forasteros quedaron igualmente eliminados al caer por la mínima, con un gol de penal.

Hoy, una definición de Champions League entre Porto y Mónaco sería toda una rareza. Hace 20 años esa final era posible y el categórico triunfo del cuadro luso (3-0) terminó siendo el trampolín para que Chelsea anunciara la millonaria contratación de Mourinho. Los ingleses habían caído en semifinales ante el Mónaco de Didier Deschamps. Con su llegada a Londres, Mourinho se transformó en The Special One, ganó tres Premier, varios trofeos más, pero no pudo sumar títulos internacionales.

Entre los futbolistas que dieron la vuelta olímpica en esa final de Champions 2003-04 y a las pocas semanas debieron paladear el amargo sabor de la derrota ante Grecia estaban Nuno Valente, Ricardo Carvalho, Costinha, Paulo Ferreira, Maniche y Deco.

En la definición de dos de las cinco grandes ligas europeas esa temporada también fallaron los pronósticos y las apuestas. El Bayern Munich, equipo que gobierna sin contrapeso en la Bungesliga, fue sorprendido por el histórico Werder Bremen que le sacó seis puntos de ventaja en la clasificación general.

En España, ocurrió algo parecido con el Valencia que desafió a los poderosos favoritos de siempre y se proclamó campeón de Liga por sexta vez. De la mano del técnico Rafa Benítez, quien tras conseguir este logro pasó a Liverpool, y el aporte de figuras como el portero Cañizares, además de los argentinos Ayala y Aimar, Valencia fue el último equipo capaz de romper una hegemonía que Real Madrid y Barcelona extendieron por una década. Eso hasta la emocionante definición de la temporada 2013-14, cuando el Atlético Madrid del Cholo Simeone y el Barcelona del Tata Martino llegaron a la última fecha con la posibilidad de ser campeones y enfrentándose entre sí. Solo un empate le bastaba a los colchoneros para alcanzar la gloria. Esa tarde en el Camp Nou, la apertura de la cuenta de Alexis Sánchez no sirvió de nada una vez consumada la igualdad por intermedio del uruguayo Godín.

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Completando la revisión de este loco año futbolero, imposible olvidar el desenlace de la Copa Libertadores que coronó a Once Caldas. Con un plantel integrado exclusivamente por futbolistas colombianos, el cuadro de Manizales derrotó en los penales al copero Boca Juniors de Carlos Bianchi. Los cuatro lanzadores xeneizes fallaron desde los doce pasos en una definición supervisada por el árbitro chileno y actual alcalde de Coihueco, Carlos Chandía.

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LUIS ACOSTA, Agencia Getty

Si bien a fines de 2004 Boca ganó la Copa Sudamericana, en septiembre cayó otra vez en definición por penales ante los peruanos de Cienciano, en la final de la Recopa Sudamericana disputada en Fort Lauderdale, Estados Unidos. Puede considerarse un trofeo menor, pero el equipo del Cusco tiene todo el derecho a presumir de sus dos títulos continentales. Uno se lo arrebató a Boca y el otro al River Plate de Manuel Pellegrini, en la edición 2003 de la Sudamericana. No es poco.

En Chile, eran tiempos de torneos cortos, play-offs y dos campeones por temporada. Nada fuera de lo normal en el Apertura que significó la duodécima estrella de Universidad de Chile con el recordado penal de Johnny Herrera en Calama. Los loínos se sacaron los balazos de inmediato en el Clausura al vencer en la final a Unión Española y conquistar así su octavo -y hasta ahora último- título en primera división.

Según el horóscopo chino, 2004 fue el año del Mono. Quizá qué misteriosa alineación de los astros o confabulación entre los dioses del fútbol permitió que, al menos por una vez, no ganaran los mismos de siempre

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