Incluyendo datos como el presupuesto de la nación y las políticas que se quieran implementar en los tiempos venideros, se trata de una tradición de larga data y que ha tenido a varios mandatario frente al Congreso pleno.
De hecho, el germen de lo mismo se inspiró en una tendenciainglesa que habría arribado hacia el 1828 al territorio nacional y que se consagró finalmente en la Carta Magna de 1833.
Por ese entonces la autoridad solo dispuso de siete páginas para un mensaje presidencial que incluso a día de hoy está disponibles (pinchando aquí).
“Al reunirme con vosotros para la apertura del período legislativo que va a terminar el primer año de mi administración, me es grato tener que felicitaros por la permanencia de la tranquilidad interior”, partía en la fecha.
¿Y qué temas estaban marcando la cuenta pública de ese entonces?
Como es una tónica hasta hoy, las temáticas eran variadas. Desde la diplomacia con países del resto del cono sur, la relación tensa que establecían con España en ese entonces o aspectos como los desastre naturales, epidemias y enfermedades.
De hecho se habló de “campos desolados por una calamidad de que no ha habido ejemplo”, poblaciones afligidas por una enfermedad “antes desconocida” e incluso el “antiguo azote de las viruelas”, ligadas a una alta mortalidad.
Según la máxima autoridad, el Ejecutivo se encontraba trabajando el “aliviar los padecimientos de la clase indigente” surtiendo recursos medicinales .
Claro que en otros aspectos también se hablaba de mejorar la policía en la capital, algo que se impulsaba desde el año previo, bajando el número de lo que se calificaba como “delitos atroces”.
En un contexto de mayor estabilidad política y constitucional, situado bajo la hegemonía de la oligarquía criolla, Prieto también daba signos de la consolidación del sistema político de la época.
“Las tentativas que se han hecho para turbarlo han servido solo para poner más a descubierto el firme apoyo sobre que reposa, que no puede ser otro que la confianza nacional”, planteaba.
“En ese período histórico se acostumbraba que el Congreso contestara el discurso del Presidente”, plantea la Cámara en la web antes mencionada, haciendo eco de una tendencia que solo estuvo presente hasta el año 1842.
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