¿Qué fue del “mago enmascarado”? Este es el presente del ilusionista que revelaba cómo se hacían los trucos de magia
Pese a que fue el protagonista de un exitoso espacio de televisión, el mismo se mantuvo alejado de los focos durante un buen tiempo.
Desde finales de la década de los 90′ fue la figura que incomodó a una buena porción de los ilusionistas del mundo. Y si bien el fenómeno llegó más tarde a emitirse en Chile, “El mago enmascarado” es recordado hasta la actualidad.
Se trataba del protagonista de varios programas de televisión y que cumplió una promesa central: relevar los secretos detrás de los trucos que por años sorprendieron a un sinfín de espectadores alrededor del globo.
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Y si bien su identidad estuvo oculta por años tras una recordada máscara negra con diseños plateados, en cierto punto del espacio se dio a conocer que se trataba de Val Valentino, un actor e ilusionista estadounidense que contaba con un amplio historial en el rubro.
Eso sí, desde que se le puso una conclusión al programa por allá en 2009 pareciera ser que el mismo se ha desvanecido de la esfera pública.
¿Qué pasó con el “mago enmascarado”?
Tras el cierre el artista, que actualmente 67 años de edad, estuvo distanciado de los eventos que lo embarcaron en giras alrededor del mundo y que lo llevaron a que la cadena FOX le propusiera del consultor del espacio.
De hecho, su vida personal se mantuvo como un misterio y el paradero del mismo también. Y no fue hasta el año 2017 cuando su nombre reflotó gracias a que algunos medios de Brasil que dieron nuevos bríos a su carrera.
Eso sí, para mala fortuna personal y sus fanáticos más acérrimos por ese entonces se difundió una idea que nunca se alejó de ser un rumor sin confirmar: su salud se había ido deteriorando debido a un cáncer de próstata con el que estaba supuestamente luchando.
Así recién en 2020 se reportó que seguía con algunos espectáculos en el país sudamericano y ahí vivió durante la pandemia del Covid-19 antes de volver a Estados Unidos para seguir desarrollándose profesionalmente. Eso sí, nunca con la trascendencia de sus mejores años de gloria.
