• 15 NOV 2024

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ADN Hoy. Víctor Ramos y crimen de Carabineros: “Si esto será una oportunidad para hablar de cómo contribuimos a que el desarrollo llegue, es fundamental”

Tras el brutal triple homicidio registrado el fin de semana pasado en Cañete, el secretario ejecutivo de la Comisión para la Paz y el Entendimiento en la macrozona sur instó: “Hay que mantener firme los pocos caminos de Estado que hemos constituido”.

Víctor Ramos, secretario ejecutivo de la comisión para la paz y el entendimiento en la macrozona sur, tras triple homicidio de Carabineros - ADN Hoy - 30 de abril de 2024

El mandato de la Comisión Presidencial para la Paz y el Entendimiento en la macrozona sur (que aborda los conflictos territoriales en las regiones del Biobío, La Araucanía, Los Ríos y Los Lagos) es el de asesorar al Presidente en una solución a largo plazo, propiciar diálogos entre los principales actores de dichas regiones, y proponer una solución institucional al conflicto entre el Estado de Chile y el pueblo mapuche. Quedó así consignado al momento de su creación, en 2023, pero cada tanto tiempo, o cada cierta tragedia, si se quiere, se pone en la palestra. Lo último fue el brutal crimen de los suboficiales mayores de Carabineros (ascendidos de manera póstuma) Carlos Cisterna, Sergio Arévalo y Misael Vidal.

Pese a los antecedentes, Víctor Ramos, el secretario ejecutivo de la instancia, pone algunas definiciones: en ADN Hoy precisó que en materia de seguridad “por mandato, (la comisión) no tiene ningún tipo de facultad y no debe involucrarse en ellos”; o que el senador Francisco Huenchumilla o el exministro Alfredo Moreno tenían razón al decir que la instancia no se regía por la contingencia y que estos hechos reafirman la dedicación al “camino de diálogo”.

“(La comisión debe construir) un camino de Estado, entregarle al Presidente y al Congreso una solución que pueda ser respetada y a la cual puedan ceñirse los distintos Gobiernos de largo plazo, porque es la manera en que se resuelven problemas de larga data, como los que hemos vivido en la zona sur, en particular, en la reparación al pueblo mapuche en cuanto a tierras, en temas de reconocimiento y también lo mal que lo han pasado todos los habitantes de esa zona, incluidas las víctimas de todos los sectores”, acotó al comenzar la entrevista.

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Ese mismo diálogo ha sido “una de las particularidades, junto con su transversalidad”: “(El esfuerzo es) inédito: es el primer esfuerzo que tiene las firmas y el respaldo de todo el arco político con representación parlamentaria: 19 partidos políticos”, destacó. Las características son reflejo de una consciencia, precisó Ramos luego, de que “ningún Gobierno por sí solo puede abordar materias tan difíciles y de tan a largo plazo históricamente, y que tenemos que unirnos para poder encontrar un camino en común que le permita dar más certeza y más tranquilidad a las personas que viven en la zona, porque no resisten más experimentos o intentos que no tengan la fuerza suficiente de implementar”.

La pregunta que surge, a la luz de los hechos, es los efectos de estas tragedias en las mismas soluciones:

“La composición inicial (de la comisión) nos permite sobrellevar cualquier crisis o problemas porque nacimos en medio de eso. Esta comisión no abre espacios de diálogo, de escuchas atentas que hemos revisado en cuatro regiones, con más de 200 personas que han pasado por la comisión. Por eso tiene un par de características distintivas: primero, la transversalidad, y segundo, la capacidad de ir a terreno, estar en los cuatro lugares, atendiendo a testimonios extremadamente complejos, donde las propias personas de la comisión muchas veces no habían tenido acceso a poder escuchar, en un ámbito de máximo respeto y solemnidad, a la otra parte que ha sufrido también: pueden ser las víctimas de violencia rural, pero también un pueblo que se siente completamente despojado, invisibilizado o no reconocido por parte del Estado de Chile. Eso es el hábitat por el que se ha abierto camino y ha trabajado la comisión. Nunca ha sido un lugar tranquilo o fácil, pero eso no quiere decir que nos tengamos que detener; al contrario, la motivación que hay dentro de todo el equipo de la comisión y de los propios comisionados es continuar y redoblar nuestros esfuerzos por sacar el diálogo adelante”.

La imagen mental podría ser, si se quiere, parecida a la de las fotos que Ramos comparte: los comisionados sentados en una mesa con representantes de una parte de la población que podría o no tener vinculación con hechos de una violencia inucitada, como la del sábado en Cañete. ¿Qué ocurre allí, cómo se enfrentan las críticas de ser una instancia “naif”? Espetó el secretario ejecutivo:

“Las materias de seguridad conmocionan mucho al país desde hace bastante tiempo. Somos empáticos con la sensación de la ciudadanía, ante la conmoción difícil de administrar, pero al mismo tiempo, los que estamos en política, conocemos la zona y hemos hablado con todo el mundo, por muchos dolores y desesperanzas que la gente pueda cargar y puedan haber tenido, todos están dispuestos (comunidades, víctimas de violencia) a intentar una respuesta que pueda incorporarlos a ellos en las recomendaciones que tenemos que entregar al Presidente en noviembre de este año”.

La visión de Ramos es que no ha habido un “camino al cual ceñirse como Estado”, sin considerar el color de turno. Y planteó inmediatamente: “Eso es lo que empieza a cambiar en los otros países en la relación entre el Estado y los pueblos indígenas: cuando tienes un camino de Estado, donde Gobierno tras Gobierno se puede ceñir y lo puede continuar, porque estos problemas históricos no se resuelven de la noche a la mañana (...) La figura y el fondo son dos cosas que hay que administrar, porque si descuidas el fondo, las cosas se pueden volver a reeditar”.

Hacia el final, describió la provincia de Arauco como “uno de los lugares que ha tenido más rezago históricamente en lo social; es un lugar que cuesta que entren las inversiones públicas; es un lugar mermado y por lo tanto, requiere más atención. Si esto va a ser una oportunidad para hablar de lo que ocurre en la zona y cómo podemos todos contribuir a que el desarrollo llegue a esos lugares, es fundamental (...) Hay una deuda en cuanto al Estado que tiene que ver con el desarrollo y su presencia en la zona, que se ha ido abordando, que permite que haya nuevos tipos de inversiones, que se vayan mejorando los caminos, que se reactive de una manera esa faceta, pero de algún momento convive ahí el fondo que no podemos perder: hay un malestar histórico que hay que administrar porque tenemos que ir despejando elementos que no pueden seguir eternamente ahí, pendientes, y que le puedan dar algún tipo de excusa que se pueda aprovechar en estos elementos. Para eso hay que mantener firme los pocos caminos de Estado que hemos constituido y este es de los pocos que están vigentes. Lo mejor que podemos dejar para el futuro de las regiones es una propuesta que le dé tranquilidad a todas las partes y que pueda hacer más predecibles en su futuro. Eso va a aportar y construir. El resto es materia de seguridad en la que la comisión, por mandato, no tiene ningún tipo de facultad y no debe involucrarse en ellos”.

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