En su momento llegó a tocar la gloria tras convertirse en una leyenda olímpica y hoy se encuentra haciendo aseo en una iglesia. Ese es el presente de Oscar Pistorius, un exparatleta sudafricano que asesinó a balazos a su pareja el 2013.
Pistorius logró diversas medallas de oro durante su carrera deportiva como, por ejemplo, las tres preseas doradas que consiguió en los Juegos Paralímpicos de Pekín 2008. No obstante, en 2013 un episodio oscuro de su vida personal quedó al descubierto luego de que se diera a conocer que mató a su novia, Reeva Steenkamp, a punta de disparos realizados con un arma de fuego.
Tras ello, Pistorius pasó cerca de 9 años en prisión y, desde enero de este 2024, el exparatleta se encuentra cumpliendo su condena en libertad condicional.
Según constató New York Post, Oscar Pistorius en la actualidad, tras su liberación de la cárcel, pasa sus días barriendo los pisos de una iglesia de su natal Sudáfrica.
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El presente de Oscar Pistorius
Luego de que saliera en libertad en enero de este año, Pistorius se comunicó inmediatamente con miembros del Comité Paralímpico Internacional. No obstante, tras consultar si es que podía trabajar junto a ellos, fue rápidamente rechazado.
Es por ello que, desde su libertad condicional, el exatleta se encuentra refugiado en un “complejo fortificado” de su tío en Pretoria, Sudáfrica. Allí, en un suburbio exclusivo de la ciudad, tendría guardias armados, defensas electrónicas e incluso perros de ataque como medidas de seguridad.
La realidad es que, si bien no tiene adosado un monitor electrónico con el cual se pueda detectar su ubicación, un oficial de policía lo va a visitar constantemente y sin aviso a la residencia en la que se encuentra alojando.
Bajo ese contexto, según indicaron fuentes al medio antes citado, Pistorius actualmente está realizando trabajos voluntarios en NG Kerk Waterkloof, una iglesia cristiana ubicada en Pretoria.
En la iglesia, el exmedallista paralímpico mantiene trabajos de limpieza, además de asistir a las diferentes misas y servicios de forma silenciosa.
Aida Govender, una testigo que aseguró verlo en la iglesia, señaló que le costó reconocerlo. “Su pelo es más largo y tiene barba. Tampoco es tan delgado como esperaba. Nunca sabrías que era un atleta; simplemente no es el mismo”, detalló.
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