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Agustín Squella resume el 2023: “Frustración puede ser una palabra adecuada, pensando, sobre todo, en el aspecto político”

En ADN Hoy, el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales hizo también sus pronósticos para el 2024: “Nos falta sincerar en Chile cuántas de nuestras dificultades provienen de la política y cuánto de un sistema económico en el que hay poderes que tienen una gran contundencia, un gran peso, sobre los legisladores y los gobiernos”.

Agustín Squella revisa el año 2023 y lo que viene para 2024 - ADN Hoy - 29 de diciembre de 2023

Agustín Squella revisa el año 2023 y lo que viene para 2024 - ADN Hoy - 29 de diciembre de 2023

18:58

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Chile

Dice Agustín Squella (abogado, periodista, filósofo, político, exconvencional constituyente) sobre una palabra que pueda resumir el saliente 2023: “Es difícil en un solo concepto porque eso es también una sola palabra, pero frustración puede ser una palabra adecuada, pensando, sobre todo, en el aspecto político, en el fracaso de tres procesos constituyentes, muy próximo uno del otro, incluyendo el de hace pocos días; también aquel en el que fui uno de los protagonistas; e incluyendo el de Michelle Bachelet”.

Y lo desarrolló después: “Qué oportunidad se perdió el Gobierno de Piñera, que con una liviandad, una frivolidad increíble y una falta de visión política notable, le dio un portazo a un proyecto que era extremadamente sensato y que podía concitarse un gran acuerdo”.

En ADN Hoy, revisó, este viernes, el calendario que termina. Sobre lo de la frustración, siguió: “Frustración también en la economía del país, porque estamos en una crisis hace ya varios años, pero también el mundo está en una crisis económica. Parece que olvidamos que hubo una pandemia,q ue fue seguida de una crisis global, que Chile es un pequeñísimo país al extremo sur de Sudamérica y no podemos creer que todo lo que nos pasa es exclusivamente por culpa de nuestros actores políticos u económicos”.

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Y también la frustración en seguridad: “En Chile también pudimos pensar, candorosamente, que la delincuencia narcotraficante no iba a llegar a Chile. En Chile se consume y se trafica droga hace muchísimos años. ¿Es que acaso la cordillera de Los Andes, por un lado, el desierto por otro; la Antártica, más allá, y el océano Pacífico nos iban a proteger de la llegada a Chile del crimen organizado y el narcotráfico a nivel ya casi industrial? No estoy justificando el mundo delictual y el narcotráfico, pero de pronto somos muy candorosos y creemos que ciertas cosas pasan solo en Chile cuando en verdad son fenómenos globales que lamentablemente, lo mismo que el tema medioambiental, global, no solo local (...) No se van a poder solucionar mientras los grandes países no se pongan de acuerdo. Y ya vemos cómo los grandes países están dirigidos por matones o por intereses económicos inconfesables. Y en consecuencia, si el mundo se estancó y cayó en lo que estamos viviendo en los últimos tiempos, es difícil que Chile se sustraiga a ello (...) No quiero decir: ‘Mal de mucho, consuelo de tontos’. No es que los males del mundo sean de muchos países; es que del globo terráqueo completo”.

2024

Para el próximo año, Squella se define como esperanzado, pero más bien pesimista: ”Me hago esperanza, pero no tengo mucho optimismo. Dos palabra que significan cosas distintas. Me hago esperanza, pero no tengo mucho optimismo. Dos palabras que significan cosas distintas”.

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“La esperanza no hay que perderla nunca, una esperanza laica, no como virtud teologal (...) Mantener la esperanza. Es una buena manera de mantenerse sobre los pies las personas y los países, pero poco optimismo. Tal como uno ve cómo se comporta el mundo, cómo se comportan en Chile los actores políticos, pero también los económicos (...) Muchos de los problemas de Chile y el mundo no provienen de los sistemas políticos, la democracia, y ni siquiera de los actores políticos; provienen del sistema económico mundial, también adoptado por nuestro país, y ya sabemos: los poderes económicos se mueven en las sombras y son muy influyentes”, planteó, apuntando al capitalismo.

En la misma línea, lo graficó con el debate previsional: “Si está diagnosticada (la crisis) ya hace 12 años o más, una reforma previsional en serio. ¿Por razones políticas? Los políticos no se ponen de acuerdo, claro, porque hay intereses económicos que defiende un lado o el otro. La salud privada también: intereses económicos muy fuertes. En definitiva, una sociedad abierta y democrática, como es Chile, podría serlo más si hubiéramos tenido una buena propuesta Constitucional. Pero una sociedad abierta y democrática es un avispero de intereses en juego (...) La palabra intereses tiene una connotación negativa... Se edulcora o reemplaza la palabra intereses por ideas, principios, valores. Entonces decimos que nos separan las ideas, los principios, los valores”.

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Así las cosas, llamó a que “de una vez por todas admitamos que en cuestiones tan relevantes como las que acabo de mencionar, lo que nos separan son intereses en juego que son legítimos, pero es importante cuando adviertes que son intereses y no principios y valores. Porque en materia de principios y valores, los acuerdos son muy difíciles: hay que ser tolerantes con quienes los tienen distintos. Pero en materia de intereses, lo que hay que buscar, que es más posible, son transacciones. ¿Cómo se soluciona una huelga? Con transacciones de intereses rivales entre empresarios y trabajadores. Tranzan, cede uno, cede el otro. Nos falta sincerar en Chile cuántas de nuestras dificultades provienen de la política y cuánto de un sistema económico en el que hay poderes que tienen una gran contundencia, un gran peso, sobre los legisladores y los gobiernos”.

“Tenemos, no solo el Gobierno, sino el sector privado, la sociedad civil, las universidades, ser capaces de colocar delante de nuestros estímulos positivos, lo hacen, pero quizás necesitaríamos más. Nunca todo está perdido: no somos el último país de la tierra, este no es el peor gobierno del mundo, ha cometido errores; tampoco los chilenos somos un dechado de virtudes, ni puros defectos. ¿Cómo ingeniárnoslas personalmente, colectivamente, socialmente, para provocar estímulos del tipo que mencionas, para que sin que el lado negativo de Chile desaparezca, se potencie ese lado positivo, que llenó las graderías de estadios en distintas regiones del país simplemente para ver una competencia deportiva, leal, y no una de carácter económico que nos tiene fastidiados?”, cerró.

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