En el Ciudadano ADN conversamos con la escritora chilena Cynthia Rimsky, quien nos presentó su libro Yomuri, una obra totalmente de ficción y que la misma autora catalogó como “un libro de aventuras”.
Al inicio de la conversación, Rimsky compartió una vivencia personal que influyó directamente en la creación de Yomurí.
“Yo estaba de vacaciones en Cuba, iba en un bote en un río de unas laderas altas y el botero nos contó un mito que había. Decía que cuando llegaron los españoles y no encontraron oro, dijeron ‘¿cómo sacamos plata?’ y vieron que la opción era hacer trabajar a la población. Entonces, los indígenas, en la perspectiva de ser esclavizados, llegaban por arriba al río, gritaban ‘yomurí’, que era ‘yo murié’ y se tiraban”, relató.
En esa misma línea, Rimsky comentó que “esto tiene esas cosas de los mitos del turista, pero me hizo preguntarme cuánto daría uno por ser libre (…) creo que esa pregunta está muy vigente y me interesó trabajar en esa idea”.
El proceso de escritura de Cynthia Rimsky fue marcado por el relato que escuchó en su viaje por Cuba. Eso derivó en una reflexión en torno al trayecto del mito y cómo es que, hasta cierto punto, deja de importar si es verdad o ficción.
“Le pasé el manuscrito a un profesor argentino que vive en Francia y él me respondió que encontró que el mito estaba bastante instalado en la sociedad cubana (...) No solo el que me contó el botero, sino que estaba estudiado y tenía ciertas variaciones”, comentó.
“Los mitos que se mantienen en el tiempo, tienen que ver porque hay algo de uno que todavía resuena. Y yo me pregunté eso, quiénes darían la vida”, expresó.
De la realidad a la ficción
Yomurí relata la historia de Eliza, que es hija de un hombre diplomático y mujeriego, y que necesita dejar al enamoradizo de su padre en un hogar de ancianos, a lo que él se niega. En medio de esto, ambos se ven inmersos en una misión alucinante, la que los llevará al límite de los deseos y las pasiones humanas.
“Lo que quería jugar ahí era que se metieran los acontecimientos inesperados, ya que de repente uno piensa que tiene el control total de la vida. De todas las coincidencias, azares, van surgiendo acontecimientos que te van llevando y que te alejan completamente de lo que tú piensas. Lo que Eliza va descubriendo es que se puede dejar llevar por los acontecimientos”, señaló la autora, quien además confesó que “la novela partió como una cosa personal”.
“Mi padre estaba en un hogar y yo llevaba un diario, porque era muy atroz verlo ahí. Fui escribiendo, hasta que después él se murió y yo dije ‘aquí tengo como una novela’. La leí y pensé que no quería victimización, por lo que me pregunté qué es lo que nunca hice con mi padre. Y bueno, era salir de aventuras”, compartió.
“Entonces ficcioné y utilicé esa idea de lo que nunca hiciste. Te abre la perspectiva y es como ‘construyamos un mundo nuevo en la literatura’”, agregó Rimsky, quien además aprovechó de entregar detalles sobre unos cursos online de escritura que realizará en el marco de Santiago en 100 Palabras.
“Voy a hacer un taller sobre la mirada porque encuentro que es algo muy difícil y muy grato, que le da un sello a las escritoras y escritores. A mí me sirvió mucho y fue como una escuela para tener un estilo”, añadió.
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