Estudio de Techo Chile identifica cinco tipos de campamentos y directora advierte que para enfrentarlos “no podemos seguir con la misma fórmula”

A marzo de 2023, 113.887 hogares se contabilizaban en campamentos de todo el país. Techo Chile, junto a la organización Déficit Cero, elaboraron el estudio “Tipologías de Campamento en Chile”, a fin de “orientar la complejidad y heterogeneidad de este fenómeno”. Como resultado, categorizaron cinco tipos: estratégicos (el 29,7% de estos asentamientos a nivel nacional), pequeños inactivos (27,4%), macrocampamentos (16,4%), grandes migrantes (14,5%) y periféricos (12,1%).

Los estratégicos muestran “el mejor acceso a servicios básicos y un notable progreso en soluciones habitacionales”, se precisa en el estudio; los pequeños inactivos son menores en cuanto al número de familias (41,9 en promedio), bajo progreso en soluciones habitacionales y están compuestos casi exclusivamente por chilenos; los macrocampamentos son los más grandes en cuanto al número de hogares, tienen una alta densidad de viviendas y mejor acceso a equipamientos cercanos; los grandes migrantes son conformados en su mayoría por familias de nacionalidades haitiana y venezolana; y los periféricos tienen limitado acceso a equipamientos y centros urbanos.

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Pia Palacios, directora del Centro de Estudios de Techo Chile, abordó en ADN los resultados del sondeo. Su diagnóstico al inicio fue categórico: “No es que estos tipos de campamento hayan surgido en el último tiempo, sino que veníamos viendo desde el territorio que los campamentos son distintos, no responden a un único imaginario urbano que probablemente era lo que se nos acercaba a un campamento de los años 90 o 2000. A partir de eso, vimos la necesidad de establecer los distintos tipos de campamentos existentes en el país. Así aparecieron estos cinco nombres, con características sumamente marcadas, donde tenemos aquellos pequeños inactivos, los estratégicos, los periféricos, los más grandes que están compuestos por migrantes y los macrocampamentos”.

“Surgió principalmente para poder empezar a dirigir ciertos tipos de intervenciones que se pueden realizar. Estamos en una primera etapa donde se proponen estas cinco tipologías, pero esto da cuenta y tiene tal importancia porque tenemos una política habitacional que está dirigida a ciudadanos ‘estándar’, por así decirlo. Y ahora damos cuenta que estos asentamientos son sumamente diferentes entre sí. Entonces no podemos tener una única caja de herramientas para cada uno de estos tipos de campamentos”, complementó después.

A su juicio, hay un problema de fondo en la búsqueda de soluciones para esta situación: “De todas maneras no podemos seguir con la misma fórmula, porque ya sabemos que en sí la fórmula no está siendo exitosa en estos momentos. Probablemente se requiere algún tipo de adaptación que sugiere buena urgencia”.

Así las cosas, un factor clave sería el trabajo intersectorial que considere también a los habitantes de las ciudades: “Cuando en realidad la ciudad se construye con todos y todas quienes lo habitamos. Por ejemplo, ya desde los mismos Gobiernos, los gobiernos locales que conocen a la población con la que están día a día, tenemos distintos ministerios que proveen, sea de vivienda o transporte o planificación con distintos tipos de equipamiento que tienen que asegurar dentro de las ciudades. Eso es sumamente importante para saber adelantarnos a lo que está pasando, y también evitar la construcción y creación de nuevos campamentos”.

Con la cifra de déficit de 650 mil viviendas, Palacios asegura que “no es una tarea que se va a solucionar en este gobierno,porque la magnitud de la que hablamos es muy grande”: “En este caso, no solo hablamos de campamentos propiamente, en este estudio, completamente, porque estamos determinando los campamentos que existen y a partir de eso, poder dirigir ciertos tipos de modificaciones que se pueden hacer, pero es la primera etapa. Ahora bien, los campamentos aparecen porque hay personas viviendo en situación de exclusión habitacional en las ciudades de manera previa. De hecho, el 50% de todo el déficit habitacional corresponde a quienes viven de allegados. Pero son ese tipo de familias que nosotros no estamos viendo conscientemente porque están ocultas dentro de una casa”.

Hubo también una falla en la advertencia de la situación: “Esto no apareció de la nada, sino que tenía una trayectoria de exclusión previa. Si nosotros no solucionamos el déficit habitacional y además caminamos de la par con solucionar el problema de campamentos, nunca vamos a poder terminar con esto. De hecho, ¿si erradicamos los campamentos, dónde se van a ir? Vamos a volver a situaciones de exclusiones habitacionales previa”.

Hacia le final, concluyó: “El déficit habitacional que ciframos en sobre 650 mil viviendas es lo que se requiere para poder solucionar, pero obviamente la demanda sigue aumentando porque aumenta la población naturalmente, porque los hogares se hacen cada vez más pequeños, entonces necesitamos nuevas viviendas. Entonces todo eso va confabulando en que esto tiene que ser tratado como un tema de Estado más que de Gobierno. Es un tema que trasciende a un solo ministerio: sabemos que trabajamos con personas, de que debería estar probablemente el ministerio de Desarrollo Social, que la planificación de la ciudad tiene que ver con varios ministerios. Por lo tanto, debe ser un trabajo intersectorial. Pero esto también trasciende: son muchos privados los que están construyendo ciudad a diario. Tenemos que estar todos los actores que construimos ciudad también tratando y trabajando en pos de solucionar esto”.